JUL39. VUELTA AL INICIO, de Gustavo Gareiz
«Tienes que ir tras ella, Ángel”, me decía.
Tras tanto buscar, el frío sur me encendió el fuego que creía extinguido. Pies llagados, cruzando ríos, surcando montañas y contemplando mares, llegué hasta ella, toda silencio, toda misterio, tras un día de viaje y más mil kilómetros.
El silbido del viento sonó entonces como reverberación de un vacío infinito, el de mi alma, confundida con aquella estepa seca y amarillenta.
La abracé hasta llorar. La besé sin refreno. La escuché con pena: “Así no podemos estar”.
Rogué por más tiempo. Imploré por otro beso. Le dije una y otra vez que no podría… “Son sólo palabras, Gustavo”, sentenció, antes de dejarme, mirándome profunda, con sus ojos verdes y su pequeña boca.
El viaje me enseñó que las distancias no existen, pero transforman.
Entonces, volví al inicio, cuando era el verbo, porque apenas me queda uno para decir que sin ella, muero.
Bonito relato con bellas frases…
Suerte.
Saludos, Blanca
Es bonito y nos pone de cara a nosotros mismos cuando hemos amado a alguien de verdad y eso no ha sido posible porque no ha habido correspondencia, uno siente que se muere o cree que moriría, sin embargo es una ilusión y a veces son solo palabras, como lo dice la novia de tu personaje, todos deberiamos entender que todas las relaciones fallidas en nuestra vida están solo para aprender y para prepararse para lo siguiente que vendrá y cuanto antes lo aprendemos, mejor. Mientras tanto si no lo hacemos así, es un camino esteril el que se emprende y no conduce a nada bueno, solo a desdeñarse a uno mismo e incluso en algunas ocasiones a quitarse la vida o a vivir sin vivir en uno mismo, se es como un cadaver que camina. Lo terrible es que muchas personas demasiado sensibles y que al mismo tiempo tienen dificultades con asumir su propio «yo», lo terminan descubriendo muy tarde porque es más fácil agarrarse al dolor conocido que a lo que trae el futuro porque nos inquieta la espera y lo que vendrá.
¡Enhorabuena, por tu relato!. Un saludo.
Comprendo que a veces soy muy «sentenciosa» en mis comentarios y eso puede despertar una cierta irritación en algunas personas… realmente cuando me expreso asi es porque yo he pasado por esa experiencia en alguna ocasión a lo largo de mi vida y he comprendido con el tiempo, el maravilloso tiempo que perdí por esa forma de actuar o de sentir y es como si quisiera advertirle a alguien para que no cometa la misma equivocación.
Un saludo.
Gracias por tus palabras, «Anónima». Este microrrelato intenta ser un exorcismo para mi alma, hoy en pena. Y sin embargo, el arte, que nos devuelve el dolor más grande hecho palabras. Que nos placen, que nos deleitan, que nos abrazan.
Triste y bonito, y los comentarios de Anonima muy acertados. Espero que Angel o Gustavo , ahí me despitas con los dos nombres, vuelva al inicio. Todo final es siempre un nuevo principio, créeme, se un poquito del tema. Las distancias no existen pero transforman, bonita frase.
María: Los dos nombres intentan ser la pista de esa transformación que producen las distancias. Gracias por tus palabras.
Gustavo, el tiempo lo dice todo, y cura las heridas del corazón…..
Besos
Una admiradora