JUL38. DESPEDIDA, de Ángeles Sánchez Gandarillas
Llegamos al aeropuerto y los pasajeros ya estaban en los departamentos de salida. Nos apresuramos a facturar. Fuimos conscientes de que quedaba poco tiempo para estar con ella.
Se nos agolpaba en el corazón y la garganta, una sensación de angustia; su padre tenía los músculos de la cara tensos. Ella, parecía tranquila pero, no nos miraba, temía “mojar el ojo”.
Nos despedimos justo antes de pasar por la puerta de seguridad, con abrazos más cortos y menos apretados que a la llegada, así no facilitaríamos el paso a las lágrimas, ni al vacío sin fondo del interior del pecho, ni los agolpados latidos en las sienes…
– Llama en cuanto aterrices y cuídate…
– !Qué sí mamáááá!
Salió del pasillo al túnel que lleva a la entrada del avión. Nuestros ojos la perseguían pero, se estrellaron en la esquina del ventanal y se rompieron en llanto…
Esta vez, sabíamos como iba vestida, como llevaba el pelo, como estaba… Partía al norte de Europa, su presente; pero, ¡estaba tan lejos!
Volveremos a esperar otro avión en otro julio, y estaremos ojo avizor para reconocerla, abrazarla y disfrutar de su visita.
Quizás vayamos a verla en septiembre.
Hasta luego hija. ¡Snif!
que lindo relato. Debe ser muy duro tener a un hijo lejos.
Un saludo desde Argentina
¡Gracias por leerle!; y sí, es duro, pero, han de vivir en este mundo competitivo, y hoy, los aviones nos acercan…
Abrazo. Lines
Me dijeron en un curo, Lines, que hay que tener cuiddo con usar fraase hechas o de argot porque enseguida «destiñen» el relato, como que le quitan valor literario. Y es cirto que no sé si ese «mojar el ojo» desmerece el resto de una historia que se adapta como un guante a este viaje aleccionador. Me gustó, Lines, y lo sentí como mío.
Sí, eso es cierto, a veces escribo frases que decía una de mis abuelas y me dejo arrastrar por ese recuerdo y quizás, cambio de color mis escritos… Mira que lo sé, me lo han dicho un montón de veces.
Isabel, gracias por tu interés, y gracias por leer la realidad de mi despedida.
¿Sabes que tus palabras me hacen sentir cerca de ti?…
Quizá ese sentimiento sea uno delos viajes más importantes.
Abrazo. Lines
Excelente escena, Lines.
Artu, ¡qué corta y cuanto me dice esa frase!, me escalofría y me anima a seguir… Tu visita inesperada en este viaje de las letras me emociona, te ofrecería un café de puchero, de esos que hacía mi abuela y mantendríamos una agradable conversación, ¡seguro!
¿Con leche y azúcar?
Lines
Bonita escena cuajada de lágrimas para un viaje que no tiene por qué ser doloroso, aunque se sienta su ausencia.
Un abrazo.
Te doy palabra que esa despedida hizo daño…
Gracias por el comentario y por tu lectura.
Ser leida me hace sentir bien y relajada, consigue de este julio un viaje de vacaciones a un tiempo en el que me sentí ignorada…
Abrazo. Lines
Me alegro de que elegiste esta escena de vida, la despedida de un hijo/una hija, que «vuela de su nido» para cumplir su destino, dejando detrás a sus padres que viven una fuerte emoción, en que se mezclan tanto el sufrimiento, como la felicidad. Yo lo he vivido también… Un abrazo.
Gracias por tu lectura niña, todos hemos partido de alguna manera, todos nos coordinamos para encontrar el camino adecuado y yo, ahora viajo a gusto y agradecida por tu lectura.
Lines
Y por allí que iré en agosto 🙂
Este año un poquito más tarde, pero…, la cosa es que vengas…
Abrazo hija.
Todos los viajes tienen un algo de dejar atrás e ir al encuentro de algo nuevo. Es muy emotivo tu relato, sincero, gracias por compartirlo. Los aviones efectivamede nos acercan y también internet, skype, etc etc viva el siglo XXI!! aprovécha sus ventajas.
¡Gracias por acercarte a mis letras! Sí, sé de todos los medios y como dices, menos mal que existen pero, en esta despedida había algo más intenso que nos afectaba, y por ello fue tan especial.
Abrazo. Lines