56. Ser felices
Se sentaron, abrazados y tranquilos, en un compartimento de segunda. Ningún pasajero les acompañaba.
Permanecieron ensimismados, ajenos al murmullo de voces que provenia del pasillo.
Dormitaban, siguiendo el monótono chirriar, para ellos armonioso y acompasado, de las ruedas rozando los raíles de la via.
Un año preparando el viaje con la ayuda de un ordenador, sus férreas voluntades y constante empeño en alcanzar sus sueños.
Habian pasado de sentirse victimas, a poder gestionar sus propias vidas.
A medida que los meses transcurrían aumentaba, para bien, su baja autoestima porque, sencillamente, buscaban ser felices.
Poder disfrutar de actividades sencillas. Pasear, abrazarse, mirarse, o, simplemente charlar tomando un café sin testigos pululando alrededor.
Odiaban que les recordasen lo que tenían que hacer o tomar, a todas horas.
El tren aminoró la marcha.
En quince minutos llegarían al destino.
Por primera vez, ninguna enfermera les esperaría en la estación del balneario.
Sólo necesitaban las dos mochilas pequenas y sus cuatro muletas que reposaban en el portaequipajes del vagon.
Se querían
Por fin su escapada.
Besicos muchos.
Mari Carmen,el Amor lo puede todo.
Me gusta la frase «pasaron de sentirse víctimas a gestionar sus propias vidas.
Sentí empatía con los amantes.
Manuela