60. Omaha Beach (Ginette Gilart)
Cada año en el mes de junio emprendían el largo viaje desde su pueblo en Minnesota hasta un lugar en Francia llamado Colleville-sur-Mer. Como otros padres y familiares visitaban las tumbas de sus hijos, maridos o novios fallecidos durante el desembarco del famoso día D. Les aliviaba un poco sentirse rodeados de seres heridos como ellos con quienes podían compartir su pena.
La vuelta al país se hacía pesada y dolorosa. Cuando por fin se sentaban en el tren de cercanía, ella caía rendida y apoyada en el pecho de su marido se dormía. Él le pasaba el brazo por encima del hombro y la acercaba más pero no se dormía, solo dormitaba, los recuerdos le asaltaban y temía los siguientes días cuando su mujer no pararía de llorar.
Formar parte de un momento culminante de la historia debe ser una sensación única, pero no siempre placentera. Ya sabemos que la Humanidad está hecha de conflictos y desgarros, por lo que no es tan difícil ser víctima de alguno de ellos. La pareja de tu relato, si lo he interpretado bien, rinde el merecido homenaje a su hijo caído en una de las acciones bélicas más famosas. Es algo que sienten que deben hacer, por él, por su memoria y por ellos mismos, aunque conlleve sufrimiento.
Un abrazo, Ginette
Ginette, qué bien has narrado el dolor de la pena que vuelve una y otra vez y se sa be que es irremediable. Suerte.
Besicos muchos.
Ginette, dificil situacion la que viven periodicamente. Suerte y saludos