JUL27. DE VIAJES Y COMPAÑÍAS, de Marta Trutxuelo García
El miedo colapsaba sus movimientos. El armario lleno de ausencia. Él no volvería. Pero la nueva inquilina apareció de improviso. Ella no quería verla. Cerró la puerta de su casa sin despedirse de aquélla.
Facturó su temor en clase turista y sus piernas, aliviadas, se sumaron al ciempiés protector que componía la fila de pasajeros embarcando. En el avión compartió asiento con la incertidumbre que se dibujaba en el horizonte. Atravesó montañas, cruzó ríos, divisó campos y transitó por sus recuerdos. La tibieza de la brisa mediterránea calmó y colmó su espíritu. Guardó las gafas, no necesitaba protegerse ni del sol, ni de nadie. La sombra del pasado ya no hería su rostro. Antes de entrar en la mezquita de Rabat, se descalzó, descargó la mochila de su dolor y cubrió sus hombros con un suave velo de esperanza. El Gran Canal de Venecia rebosó cuando ella estalló en lágrimas tras tantos abriles. Atravesó montañas, cruzó ríos, divisó campos y abandonó sus recuerdos tras la frontera.
La calma mecía su caminar. Abrió la puerta de su casa y entró sonriendo. Llenó su armario de ilusión. La miró. Y abrazó a su primera compañera en este nuevo viaje… se llamaba soledad.
La soledad sólo es bien recibida cuando llega a ti por libre elección.
Bonito relato, suerte.
Es triste, pero bello. Y real, tiene los pies en el suelo. Mucha suerte.
Saludos
Paloma H.
Se llamaba Soledad, como la canción de Sabina, y estaba sola.
Me gusta tu relato, pero la soledad también, si puedo romperla cuando quiera y en un momento. Si no es así, la prefiero lejos.
Un beso
je, je… Sabina me ha copiado el final…
Coincido contigo, la amiga soledad, mejor buscada, si no, la mandamos de vacaciones, eh???
Un beso, Epi.
Marta
Graciaaaas!!! Lo mismo digo!!!
Marta
Aveces, el viaje nos enseña valorar la soledad, tienes mucha razón, Marta. Me gusta el equilibrio que tu personaje descubre al final. Un abrazo.
Gracias a ti, Nicoleta!
Efectivamente,el personaje viaja desde la huida de la soledad hasta el encuentro con la misma, lo que supone un viaje interno en el que se encuentra con ella misma y, por fin, se acepta.
Un abrazo
Marta
Huida y reencuentro con una misma. Muy bonito, a veces hay que alejarse de uno mismo para volver a abrazarse. Espero que encuentre a otras dos amigas: Paz y Esperanza. Yo también las busco…
Ojalá!!!
Gracias, María!!!
Un abrazo
Marta