JUN102. SER VIENTO, de Elysa Brioa Escudero
Una noche el viento entró en su habitación, se introdujo en su sueño y la invitó a vivir una aventura.
Fue muy atemorizador notar como su ser abandonaba aquel cuerpo que durante tanto tiempo la había albergado. Lo contempló unos segundos a la clara luz de la luna pero el ansia de partir la hizo volar.
Su siguiente parada fue dentro de un caracol, aprendió lo enorme y terrorífica que una hoja puede llegar a ser, durante horas estuvo paralizada decidiendo que camino tomar si derecha o a izquierda, se aburrió.
La ventolera vino a rescatarla, ¡vamos, vamos! le dijo, sal de ahí. Sin dificultad saltó hacia un rebeco, fue como una borrachera, todos los olores del bosque la asaltaron, su vista alcanzaba distancias tan extraordinarias que parecía llegar hasta el otro lado del mundo y su oído… descubrió como suenan los arroyos al bajar entre las rocas, como baila la hierba bajo la alegría del aire, y como susurran las flores al compás de ese baile.
Fue su último salto, no volvería a casa, el viaje la había cambiado, desde entonces vive feliz y completa entre los pliegues del viento.
Fue muy atemorizador notar como su ser abandonaba aquel cuerpo que durante tanto tiempo la había albergado. Lo contempló unos segundos a la clara luz de la luna pero el ansia de partir la hizo volar.
Su siguiente parada fue dentro de un caracol, aprendió lo enorme y terrorífica que una hoja puede llegar a ser, durante horas estuvo paralizada decidiendo que camino tomar si derecha o a izquierda, se aburrió.
La ventolera vino a rescatarla, ¡vamos, vamos! le dijo, sal de ahí. Sin dificultad saltó hacia un rebeco, fue como una borrachera, todos los olores del bosque la asaltaron, su vista alcanzaba distancias tan extraordinarias que parecía llegar hasta el otro lado del mundo y su oído… descubrió como suenan los arroyos al bajar entre las rocas, como baila la hierba bajo la alegría del aire, y como susurran las flores al compás de ese baile.
Fue su último salto, no volvería a casa, el viaje la había cambiado, desde entonces vive feliz y completa entre los pliegues del viento.
Será, tal vez, un viaje que todos emprenderemos algún día?
Ojalá así sea, ya que lo has descripto como algo suave, placentero, mágico.
Beso enorme, Ely!
Que todos los viajes sean así. Muy bien descrito.
Un abrazo
Que todos los viajes sean así. Muy bien descrito.
Un abrazo
Muy bonito viaje.
Bonito tránsito hacia la muerte, quiero pensar que sea algo así, de paseo por la naturaleza.
Elysa, te has puesto alto el listón para el relato del próximo mes, «el viaje me enseñó». Seguro que nos sorprendes.
Un abrazo.
Precioso Elysa, bonita forma de abandonar el cuerpo, casi como un juego en el que decides no regresar, creo que si pudiésemos elegir, elegiríamos marcharnos así, tal y como tu describes en este relato. Para vivir felices y completos entre los pliegues del viento.
Un abrazo,
Ser viento, quién pudiera… Haces del abandono del cuerpo un viaje bello y enriquecedor. Me gusta tu relato.
Besos, Elysa.
Hermoso final, entre los pliegues del viento, para tu micro y para esa protagonista que se atrevió a volar.
Tus historias siempre llevan una reivindicación, Elysa.
Un abrazo.
Qué micro más bonito Elysa, hay que perder el miedo a volar. Es una historia optimista, fresca, poética, una delicia vamos. Mucha suerte y un beso.
Precioso Elysa, esta fantasía mágica me recuerda a los cuentos ilustrados infantiles para niños, y ¿sabes? creo que sería un argumento perfecto para uno de ellos.
Los pliegues del viento te ha quedado perfecto.
Un beso
Muy chulo, amiga Elysa, muy de tu manera, muy tuyo, muy nuestro… Bss
ausente una larga temporada no había leído tu relato que me gusto mucho porque es un tema que me interesa particularmente…
por cierto ayer mande mi relato para lo del viaje y esta relacionado también con el trance de la muerte…
me encanto la alegría de tu relato y esta fantasía: ¡quien pudiera hacer una visita entre los recovecos de una caracola!