11. LA MALDICIÓN DEL SILENCIO
Mientras la peluquera fija el peinado de Sara con laca, ésta se tapa el rostro desolada ante el inminente desenlace que cambiará su vida sin remedio.
Ella que siempre ha sido una soñadora, se ve empujada por las circunstancias, a dar el famoso “sí quiero” a un hombre que le dobla la edad y al que ni siquiera ama, sabiendo que será guiada hasta el altar cogida del brazo del gran amor de su vida. Ese hombre que ha permanecido siempre a su lado en los buenos y los malos momentos, y que la juró amor eterno con una amapola recién cogida, hacía ya tantos años, cuando tan sólo eran unos críos.
¡Qué lejos quedan esos recuerdos infantiles!, cuando ella llegó a aquella casa como una extraña. Y él ejerció de amigo y hermano desde el primer instante. ¡Qué complicado y qué hermoso fue todo, cuando, ya de adolescentes la pasión estrelló los labios de uno contra los del otro! ¡Qué doloroso tener que callarlo por inapropiado!
Hola, Rebeca, nos dejas un instante de una historia aparente repleta de claroscuros: ¿quién es el futuro marido?, ¿por qué «acepta» casarse la protagonista?, ¿por qué fue a dar a esa casa?, ¿les une algo más que el amor a los jóvenes amantes?… Aunque puede que no sea el mismo caso, y dejando aparte razones «legales», «morales» o «médicas», tu relato me trae a la memoria a una pareja de hermanos (no hermanastros) gallegos, Daniel y Rosa, que llevan más de cuarenta años luchando por su felicidad, contra las habladurías y ansiosos por legalizar su situación. Por lo que sé, han tenido dos hijos, que aparentemente son «normales»… Situaciones que dan para pensar, lo mismo que tu relato. Saludos y suerte.
Muchas gracias por comentar, Jesús. Siento no haberte respondido antes, ando demasiado liada estas últimas semanas. Quizá me he pasado dejando tantas cuestiones sin resolver en el aire, en este relato. Espero que aun así guste a la gente.
Un abrazo.
Rebeca, doloroso final el que nos muestras. Me da la impresión que la niña llegó a esa casa para ser la esposa de ese hombre mayor, que podría tener más esposas y por lo tanto algunos hijos? No sé, la verdad es que dejas muchos misterios en el aire y eso hace de tu relato, misterioso e interesante. Felicidades y suerte.
Besicos muchos.
¡Ufff! Me da que no he logrado hacer comprender mi idea. Eso es lo que deduzco de tu comentario, así que este relato no lo doy por bueno. Te explico: realmente se trata de dos hombres. Por un lado estaría el joven al que quiere que es su «hermano» o hermanastro (ella es adoptada), y el más viejo con quien ha de casarse obligada por diversas circunstancias. En todo caso, ella ya no es una niña.
Un abrazo. Gracias por comentar.
P.D.: sea como sea si no he sido capaz de que se sobreentienda todo esto, es porque no es un relato bien desarrollado. Tomo nota de vuestras observaciones.
Triste historia de dos hermanastros que se aman desde la infancia y que han callado a lo largo de los años. Su amor es imposible, según las normas sociales. Ella se ve obligada a casarse con alguien mayor al que no ama, supongo que por necesidades económicas.
Tu relato se entiende perfectamente. Es un buen relato, Rebeca. Te deseo mucha suerte.
Besos apretados.