22. La boda de Ella
Años de “¿tienes ya novio?”, “se te va a pasar el arroz” y “a ver cuándo sientas la cabeza” más tarde, por fin llega el gran momento: el día de su boda. Se emociona. Se acuerda de Pedro, el niño de la guardería que fue su primer amor. Sonríe. Piensa en David: su pareja en el instituto. Se sonroja. Recuerda a Antonio, su primer amor verdadero; al que siguieron un par de amores definitivos más. Ahora que se ha encontrado a sí misma sabe lo que quiere y, hoy, toca disfrutar. Tras los últimos retoques saldrá a disfrutar del evento, rodeada de familiares y amigos. Mientras la peinan ante el espejo ha de taparse la cara, da mala suerte ver con quién se va a casar una antes del enlace.
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Pobrecita, no? Suerte.
Besicos muchos.
Hola Nani:
La verdad es que no sé si es pobrecita o no. Imagino que depende de con el cristal que se mire… Los que lo han leído me han dicho unos lo mismo que tú y otros «¡bien por ella!», así que, imagino que tiene varias lecturas…
Gracias por pasarte.
Saludos.
Hace unos días vi la noticia de algunas mujeres que se habían casado consigo. Bueno, lo mejor es que no tendrá que reprochar nada a nadie y tampoco a ella le reprocharán nada.
Lo peor es que si se le ocurriera hacerse algún reproche… hacia dónde dirigirá sus pasos? Se pondrá las maletas en el quicio de la puerta o echará la llave para que no pase su otro yo?
Yo, de momento soy más clásica.
Hola Virtudes:
Yo también vi a esas personas (que también hay hombres) que se casan con ellas mismas. Por un lado me parece reivindicativo ratificar que no necesitamos otra mitad para complementar algo que de primeras no debiera faltarnos… Por otro lado parece bien triste la historia, si se mira con la perspectiva del tiempo, ya que se puede ver con la desilusión de no haber encontrado a alguien ideal para ella.
Supongo que, ante una separación, será complicado para el juez dictaminar sentencia… 😉
Gracia por comentar.
Saludos.