53. Secretos (Mª Asunción Buendía)
Un miércoles más La Belle Marguerite, el único salón de belleza del pueblo, había recibido a doña Francisca Espinosa.
Mientras llenaba de rulos y horquillas aquella cabeza, que acababa de teñir de un negro imposible, la joven Margarita escuchó, aunque ya lo sabía, lo que la señora Paca había visto desde la ventana de su cocina y le quemaba por dentro en un bullir imperioso.
Famosa ventanita esa que, aunque diminuta, estaba estratégicamente colocada.
Henchida de orgullo relató que su Juan, el joven más apuesto y varonil del pueblo, pelaba la pava con una moza en su misma puerta. Lástima que no llegó a ver de quién se trataba. Ya lo notaba ella, su zagal andaba enamorao.
Segura de que su chico sabía elegir bien, “que para eso tie su educación y es bragao como debe ser un hombre”, estaba deseando saber quién sería la afortunada.
Margarita rociaba aquella inocente cabeza de ondulaciones perfectas, con un deje de pena por su clienta. Todo había salido bien, el secreto de Juan estaba a salvo.
– Marga, hija, ¡que me vas a intoxicar con tanta laca! Ay pobre. Niña lo siento, a ti siempre te gustó mi Juan, pero no puede ser…
En un pueblo es difícil mantener un secreto, pero a veces sucede. Incluso una madre, persona conocedora como nadie de los pormenores de un hijo, puede ser la última en enterarse, por aquello de que la realidad que se percibe es la que cada uno quiere ver.
Un abrazo, Asunción
Gracias Ángel, siempre sacando un momento para leernos y darnos tu opinión. Sin duda un compañero ejemplar del que aprender.
Un beso
En las peluquerías se cotillea hacia fuera sin saber lo que tenemos en casa.
Sonrisas mil
Manuela
Gracias Manuela por tu comentario.
Lo que dices no solo pasa en los pueblos, sino en casi todas partes. Los últimos/as en enterarse de algo suelen ser los más allegados.
Un abrazo
Creo que ya te lo he dicho en alguna otra ocasión, que me encanta cómo dices las cosas, esas expresiones tan castizas, de dimes y diretes, ese sello tan tuyo. A mí me ha gustado mucho tu relato, y sobre todo me has hecho pasar un buen ratico.
Un abrazo grande, Asun.
Gracias Rosy por el aprecio que me tienes y que buen sabes es mutuo. Este es un relato muy sencillo en el que la señora protagonista es la última en enterarse de lo que ocurre en su propia familia
Algo muy corriente.
Mil besos Rosy, a ver si coincidimos un día de estos