57. Construcción de una novia
– Quieta.
Obedezco. La otra, la del espejo, también. Nuestro pelo no.
Unas manos expertas amarran con horquillas los mechones rebeldes, sometiéndolos y esculpiendo un peinado perfecto. Es lo apropiado… creo.
– Cierra los ojos.
Me someto. Coloco las manos sobre la cara. Oscuridad.
Oigo un tintineo metálico mientras agita el aerosol. El ligero clic al presionar el difusor detona una duda. La válvula cede y vomita su contenido.
Entreabro los dedos para ver el espejo. Ahí está, espiándome a hurtadillas mientras imita cada uno de mis gestos.
Sigue lloviendo laca, apagando los últimos focos de resistencia.
– Espera.
Ana se retira. Volverá con el vestido blanco perfecto, a juego con el peinado. El ramo está preparado. Será una bonita foto.
La otra sigue observándome. Tiene mis ojos, mi cara; pero no soy yo. Esa mirada melancólica, perdida en otro tiempo y lugar, no es mía. Ya no. Y sin embargo, sé dónde está, en qué piensa.
Extiendo la mano hacia el espejo. Ella hace lo mismo. En el instante en que las yemas de nuestros dedos se encuentran, me sorprende no sentir el frío del cristal. En su lugar, un calor carnal y palpitante, conocido y lejano. Ella sonríe. Yo ya no.
El micro me gusta mucho, tiene un giro final bastante… da un poquillo de miedo. Pero lo que no entiendo es el título. No, eso no acabo de entenderlo. En cualquier caso, felicidades y suerte
Muchas gracias por los comentarios. En cuanto al título, en mi cabeza tenía sentido, pues se trataría de una novia que no las tiene todas consigo. La esculpen, visten, tiene dudas, no se resiste… Aspectos que me hacen pensar en un proceso de construcción o fabricación.