86. Los estados de la nada
La nube de aerosol no hace enrojecer los ojos, no daña la capa de ozono, carece de propiedades que aumenten la resistencia del peinado frente a un vendaval; no contamina las conversaciones de la peluquería, ni la mirada perdida de una clienta. Desconoce el gesto que levanta su barbilla con el índice, no escucha el «mira qué guapa estás». La nube no existe todavía. No podría ser olvido si se lo propusiera, ni la idea que ahora mismo está formándose en el fondo de un vaso de vodka. Sigue en el bote, a un toque de boquilla, a un chsssssstt de expandirse, como un discurso aprendido que aún serpentea en los pulmones. Inútil. Trescientos gramos de fijador pausado mientras, en la calle, el viento sopla con fuerza y dibuja remolinos moteados. Se cree una canica construida de hojas y polvo, aunque no lo sea. Tampoco caminará trastabillado y con las manos en los bolsillos y destruirá, a su paso, reflejos de farola en los charcos. Le resultaría imposible agarrar la manecilla de la puerta de la peluquería y tratar de girarla para finalmente abrirse paso de una patada; hacer que todas las mujeres se vuelvan de golpe. Todas menos una.
Un relato lleno de expresividad, con un peluquero atrapado en la rutina de su profesión, sin ser capaz de manifestarse hacia aquella a quien quiere, que no es otra que una clienta, pero no una más. Todo construido con un lenguaje felizmente complejo, con frases que distan mucho de ser convencionales. El título remarca esa soledad y la prisión del vacío en la que vive el protagonista.
Un abrazo y suerte, Asier
Ayy, Ángel, sueles «leer» muy bien mis relatos, pero en esta ocasión no has hilado del todo el trasfondo de la historia. Habré sido yo que no me he explicado.
Un abrazo!
Ya lo siento. seguro que soy yo el que no he captado lo que debía. Tu relato es impresionante, aunque ya no me atrevo a comentar más, no sea que vuelva a meter la pata, que últimamente parece que no ando muy fino, la verdad.
Otro abrazo, Asier
Ángel, solo faltaría que me pidieses disculpas. Es parte del encanto de este mundo encontrarle aristas diferentes a la misma historia, y sobre todo cuando tiene un carácter abierto como esta.
Abrazo de vuelta.
Asier, me has dejado con la intriga sobre el trasfondo de la historia. ¿Tal vez estás hablando de violencia de género?
Pues sí, Lluís, esa es la historia que yo veo detrás. Por eso he planteado el micro desde la negación que cruza todo el texto.
Un abrazo.