88. Tregua de Cronos (Vicente Fernández Almazán)
Para cuando hayas notado los primeros cinco minutos de tic-tac, ya sabrás balbucear «mamá» y, a y cuarto, te besarán en el cine. Tú, corre. Cásate si quieres, pero sin discutir ni el peinado que vas a llevar; aunque más vale que lo hagas antes de que sean y veinticinco, cuando uno de los dos pida el divorcio. Sigue progresando. Recuerda que, a menos cuarto, cuando las tardes enarbolen sus largos faldones, acabarás en una residencia de ancianos, y antes de que falten dos minutos, llegará él (tan puntual) y te susurrará: «¡Feliz no-cumpleaños!». Y se acabó. Serás como un «replicante» ansiando resetearse. Fin. Él es así; un perfecto usurero. Nunca dejará de voltear sus dos bracitos disimétricos como ganchos de carnicería. Sólo podrás soñar con ser Superman, dando marcha atrás a la arena que cae. ¿Qué si no? Amar, tomar el sol, comer con cubiertos… ¿qué importa ese sinsentido? Quizá no valga el avance (piensas), o quizás sí. Lo que desde luego no merece la pena es preguntarse, una vez al año, de qué sirve escamotearle una hora en el cambio de horario invernal, si siempre va a ganar él. ¿Es una tregua, o un chiste?
me gusta mucho como escribes. eres el más ingenioso, de genio,talentoso , de talento de todos/as q aquí escriben.