JUN65. MI VIDA CAMBIÓ COMO EL VIENTO, de Estíbaliz Dilla Muñoz
Soplé con todas mis fuerzas para que las cenizas que habían caído sobre mis pantalones se fueran todas juntas con el resto, porque pensaba que si se esparcían, sería como si cada parte de tu cuerpo estuviese en un lugar diferente sin posibilidad de unirse. Mi vida cambió como el viento, de norte a sur, de este a oeste. Fue una virada brusca, intensa, inesperada, que me dolió muy profundo en el alma como si se clavaran millones de agujas en el corazón. Con el paso de los días parece que se van desprendiendo una a una las agujas, y con cada paso que doy hacia adelante, la pena se suaviza pero el recuerdo se aviva. Cuando me invade la melancolía, subo a la cima de la montaña para sentirme más cerca de ti. Y rezo para que el viento no sea muy fuerte y así no te alejes de mi. Me tumbo sobre la hierba de la loma con la intención de buscar una simbiosis terrenal y espiritual, cierro los ojos y permanezco allí un buen rato. Después desciendo relajada y en calma, regando la senda del camino con un llanto silencioso que no puedo controlar.
Muy bien expresado el dolor, es cierto que en esos momentos el llanto no se puede controlar y según pasa la pena, te invade el recuerdo.
Me ha gustado, mucha suerte.
El llanto silencioso que no puedo controlar. Bonitamente expresado.
Lo que más me gusta es la parte inicial, al de las cenizas. Suerte.