JUN 56. LA GALLEGUCA, de Begoña Heredia Ortiz
Desde la loma del faro, se me olvidan los insultos de los chicos de la escuela, por mi tic en el ojo y ese apodo de “la galleguca”. Nunca he sabido por qué me lo pusieron. Le pregunto a mi madre y me dice que cuando sea más moza entenderé. Creo que tiene algo que ver con una tarde plomiza en la que sin avisar cambio el viento y de pronto sopló el del oeste. El gallego, se hizo cómplice de la mar, y juntos removieron las olas agitando con fuerza los barcos que llevaban varios meses ausentes, poniendo sus quillas mirando al cielo. Ese día, dicen las vecinas, lloraron hasta las piedras del barrio pesquero, y las mujeres se unieron en ruegos a la virgen del Amparo, para que cesara la galerna. Dicen que mi madre no estaba allí para pedir por el regreso de mi padre. Nueve meses después nací yo, nunca pude conocer a mi padre, su cuerpo no apareció. Desde entonces nos cuida tío Roberto, el de la taberna. Dice que me quiere mucho, y debe ser cierto porque a él también le tiembla un ojo como a mí.
La soledad a veces tiene eso, que no puedes sobrellevarla. Buen relato y buen final, menos el ahogado salen todos ganando.
Qué gran historia, Begoña. Te felicito.
Abrazos.
Ahora te re-felicito por la mención. Ya me gustó mucho en su día, ves tú?
Un abrazo, Begoña.
Beg, muy bonito, pero las cuentas a mí, no me salen.
Besos
Si el padre de la galleguca hubiera vivido, a él tampoco le hubieran salido las cuentas, pero es posible que no hubiera habido historia y la nena no se hubiera llevado el apodo o ¿ quiza si?
Yo no he entendido nada de lo que dice el primer anónimo.
Deberá pronunciarse la autora.
Hola, soy el primer anónimo. Pues que cuando los hombres de la mar pasan meses faenando lejos de sus familias, las esposas o les esperan o no, o sea, la soledad del que aguarda. Y si al final se quedan ella y su amante y la hija de ambos, y la pensión de viudedad y orfendad, pues lo dicho.
¡Ah! perdón no te había entendido. Ahora sí, está bien lo que dices. Saludos.
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Lo primero gracias por vuestros comentarios. A anonimo2 le gustaria que se pronunciara la autora y así lo hago, aunque anonimo 1 ya se explicó dando su versión, buena por cierto, salvo y perdoname anonimo1 por la puntualización, ¡Que pragmatismo el tuyo! nisiquira yo habia pensado, en las pensiones de viudedad y similares, pero no está mal el apuente. En realidad sólo es una historia , en medio del mundo de la mar, que quién sabe si podria ser cierta. En este caso es la historia comun de muchos pueblos pesqueros y vista desde los ojos de una nena, con un apodo que rodea el relato.Para mi, al menos asi lo he querido, no se si lo he conseguido, es tan importante la historia de la nena, como la intrahistoria de la vida de esos pueblos.
Gracias a las dos por las respuestas.
Bego, el relato, bonito. Un saludo, de Anónimo2
Un relato muy bueno, Begoña, por la mezcla de notas realísticas, casi trágicas del inicio y el final humorístico, alusivo. La vida misma es así y tu historia lo refleja muy bién.
Muchas gracias por vuestros comentarios. Un abrazo a todos.
Lo que más me gusta es el tono del cuento, que sea un drama al que has despojado de la amargura para que llegue a buen puerto. Por cierto, ya es el «segundo tío importante» con el tío Andrés de Mar Horno. Suerte.
Begoña, este cuento sí que te ha salido muy bueno.
Me ha gustado Begoña.
El mundo del mar es muy duro, no solo para los pescadores, tambien para sus mujeres que deben vivir en soledad esperando su regreso al puerto y temiendo siempre lo peor. Pienso que la historia debe darse en la vida real en muchos mas casos de los que imaginamos. Solo que la niña protagonista tuvo la mala suerte de que el marido de su padre nunca regresó y entonces se descubrió la verdad que tarde o temprano tendrá que saber.
Te deseo mucha suerte.