JUN55. EL MENDIGO, de Mar Horno García
En mi familia todos hablan del pobre tío Andrés con lástima y condescendencia pero yo sé la verdad. Que un viento imprevisto que ya no esperaba giró su veleta un mes de junio. Que aquella misma noche él también se dio la vuelta como un calcetín, y así, del revés, con la cabeza en los pies, la derecha en la izquierda y la razón en el corazón ya no le importaron todas las pequeñas cosas que antes le parecían tan valiosas. Que de la noche a la mañana cambió el norte por el sur, su estado civil por su estado emocional, su profesión por su afición y se fue, con lo puesto, a pintar turistas a la playa. Que sólo le daba para comer una vez al día, y comprar algunos pinceles, pero que era suficiente, que en el envés de lo establecido las necesidades son otras. Que instalado en el dorso de las cosas previstas, pudo tocar el cielo con los dedos, y que cuando alguien le preguntaba de qué le había servido tanto viento, tanto vuelta, tanta mudanza, tanto cambio, él contestaba que en realidad para poca cosa, que solo para encontrarse consigo mismo.
Hola, Mar!
Te felicito por tu relato, me ha parecido que has llevado al extremo el tema de la transformación, el cambio, con cosas evidentes, pero tratándolas de una manera inesperada: «la razón en el corazón», «estado civil por estado emocional»… y lo que me ha encantado «en el envés de lo establecido las necesidades son otras».
Has jugado magistralmente con los conceptos, has dado la vuelta a las palabras de forma ingeniosa. Y el final… fantástico!!
Felicidades!!
Un saludo
Marta
Marta, muchas gracias por tu comentario. Es un placer escribir para lectores como tú. Muchos necesitamos este viento de junio… Un beso.
Como siempre, Mar, genial. De «Tejado».
«Tejado», agradezco tu comentario, sobre todo este mes de junio, que estoy de capa caída. Un abrazo.
Mar no puedes dejar tu capa caída porque si no te quedas como el nacimiento de Venus de Mercedes… ¡Arriba esos ánimos, hombre que no se diga que una chica tan lista se deja arrastrar por el desánimo! y si no, aqui estamos todos aupándote un poquito. Muchos besos. De «tejado».
Muchas gracias Tejado, por tus ánimos, la verdad es que leyendo vuestros comentarios, me he puesto a flotar. Un abrazo.
Genial relato Mar, me gusta ese darse la vuelta como un calcetín, creo que alguna vez me he sentido así, me parece genial que alguien pueda tomar esa decisión para encontrarse a sí mismo.
Suerte y un abrazo,
Yashira, un cambio siempre es una renovación, pero hacerlo es muy difícil, se pierden muchas cosas en el camino de la que no todo el mundo puede prescindir. Muchas gracias por acercarte a comentar. Un beso.
Maravilloso relato, Mar. Le ha servido para mucho ese cambio al tío Andrés. Porque ¿para qué estamos aquí si no es para encontrarnos a nosotros mismos?
Te deseo la mejor de las suertes. Tu excelente relato la merece.
Besos.
Sara, encontrarnos a nosotros mismos debería ser nuestra principal prioridad. Un beso para tí y para tu dragones azules.
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Felicidades Mar, me encanta tu manera de escribir…alguien con tu talento no debería estar de capa caída.
Suerte.
Muchas gracias Inés, que a veces para uno por unas rachas de sequía que ni te cuento. Un beso y gracias por pasarte.
Ya sabes, Mar, que el más rico es el que menos necesita. Estupendo relato, desde el título, El mendigo» hasta ese cierre perfecto «para poca cosa, solo para encontrarme conmigo mismo». ¡Poca cosa! Yo diría que es a lo que yo aspiro. Sigo intentándolo.
Un abrazo y suerte.
Yo quisiera tener la valentía de no necesitar nada Susana, ser una indigente de todo menos de mí misma. Un beso.
Qué fantástico personaje nos has presentado. Me gustó mucho.
Muchas gracias Irene por haberlo leído. Un beso.
Me gusta por encima de todo lo demás eso de «la razón en el corazón». Enhorabuena y suerte.
Fernando, qué alegría recibir los comentarios de los amigos en una casa que no es la nuestra pero que es más acogedora incluso. Un abrazo desde el corazón.
Felicidades Mar.
Otro premio… vas a tener que comprarte una casa más grande. 😉
Besos.
Mar, original y tierno relato que demuestra que las necesidades para uno no lo son para otros. Me gusta esa idea de abandonar una vida para empezar con brio otra, en el que las necesidades del alma se imponen a otras.
¡Mucha suerte para el concurso! Y por favor, sigue escribiendo así de bien, siempre es un placer leerte.
Abrazos.
Para mí sí que es un placer recibir siempre tus comentarios. Siempre tienes una palabra de ánimo y de reconocimiento. Gracias por estar siempre ahí. Un abrazo.
No sé porqué, mientras leía, me vino a la mente a Paul Gauguin, que cambió la civilización por la vida en las islas exóticas y consiguió de veras encontrarse a sí mismo. Me gustó que creaste un personaje emblemático, en que podemos reconocer la esencia del artista. Pero ¿quién de nosotros tenga tal coraje (o locura) de cambiar su vida de este modo?…
Un abrazo.
Nicoleta, por no se me había ocurrido. Los lectores siempre reconocen en nuestros micros detalles que no están en la mente del escritor. Desde luego, es lo mejor de escribir. Un abrazo.
A muchos les vendría bien la valentía del tío Andrés.
Felicidades una vez más por deleitarnos con tus letras.
El micro, de premio.
Un abrazo.
Yolanda, hay que ser, muy, pero que muy valiente. De hecho, nadie lo hace. Un beso.
Es verdad, Mar, casi nadie lo hace. En los años 70, cuando más o menos nos llegó la ola del hippysmo si que hubo personas que hicieron ese tipo de vida y creo que pocos lo continuaron. Y el que haya seguido,o encontró una vía de subsistencia más o menos digna, o si no han quedado un poco como gente residual. Y si los vemos, automaticamente, dan y damos por hecho una forma de vivir casi unido a la mendicidad con el consumo de marihuana o similares. En aquellos años eran un poco heroes. Ahora… ya no pensamos así, somos demasiado previsores para bien o para mal y tenemos muchísimo más miedo al mundo y a todo lo que nos rodea. Esto pienso por hacerme mayor, ¡porras, con el tiempo!, nos arruga el físico y el alma. Un beso para ti.
Jolines, anónimo, es verdad. Ya no hay valientes de este tipo, preferimos ser indigentes del alma antes que del cuerpo. Muchas gracias por tu comentario, ha sido un placer recibirlo. Un abrazo.
Hoy ya no, pero en muchos momentos de mi vida me hubiese gustado encontrarme con el viento que llevó al Tío Andrés camino de la felicidad.
Este relato me ha llegado tanto, me ha resultado tan evocador, que no diré nada más. Me limito a aplaudir.
Inmenso, Mar.
Un abrazo.
Pedro, a mí sí que me ha emocionado tu comentario. A veces encontramos en la historia de otros nuestra propia historia. Un abrazo y muchas gracias por tu comentario.
Es un relato fantástico, Mar. Enhorabuena. Me ha encantado esa ventolera.
Aurora, necesitamos tantas ventoleras… Un beso.
En algún momento de nuestra vida todos creo que desearíamos ser el tío Andrés y ser valientes para aguantar esa ventolera que te pone el corazón en el lado contrario al normal.
Buen relato, como es habitual en ti.
Mucha suerte. Aunque creo que yo la necesito más que tú.
Elena, tú no necesitas suerte, lo suples con talento y buen hacer. Un beso.
Un valiente el tío Andrés. Y tu micro… maravilloso.
Un placer leerte, Mar.
Besos.
El tío Andrés llegó a una edad es la que ya no le importa ser valiente para perder una vida que no es la suya y recuperarse a sí mismo. Un beso.
Encontrarse a sí mismo, sólo eso. Qué maravilla la forma que le has dado al tío Andrés de llegar a ello. Con muchas expresiones de esas tan tuyas. Qué alto dejas el listón, Mar. Un abrazo, Mar Güiner.
Miguelángel, a veces una cosa que nos parece simple y que cae de cajón, es lo más difícil de conseguir. Oye, que vamos a cambiar lo de Mar Güiner por Miguel Güiner. Un abrazo.
Qué bonito Mar, y que profundo. Me gusta esa revolución, ese poner patas arriba toda una vida para encontrarse con su propia vida. Estupendo.
Un abrazo
Paloma, hay mucha gente que pasa toda su vida sin saber quien es. El tío Andrés ha tenido suerte. Un beso.
Bonito relato, Mar, al final todo es superfluo menos encontrarse a uno mismo, aunque sea bajo la nada absoluta o relativa. Besos.
Es verdad Manu, todo es superfluo y prescindible, menos nosotros mismos. Un abrazo.
Ese final vale un potosí, Mar. La importancia de ser y vivir con uno mismo.
Suerte!
Par de abrazos.
Lola, la verdad es que el tío Andrés es muy, muy rico. Un beso.
No hay nada como poder vivir a gusto con uno mismo y tú lo has contado muy bien.
Besos desde el aire
Muchas gracias Rosa por acercarte a comentar. Un beso.
El tío Andrés ha logrado lo que yo planifico para mi ‘jubilación’ desde hace años: Tú me has revelado que mejor que dejar pasar el tiempo y esperar el momento será dejarse llevar por una ráfaga de viento.
Cuanto mejor sería el mundo si todos supiéramos encontrarnos a nosotros mismos y escapar de las ruedas de molino…
Fantástico, Mar. Enhorabuena.
Eva, la verdad es que yo no sé si voy a llegar a jubilarme así que intentaré encontrar una fórmula intermedia entre el tío Andrés y el otro extremo, por pagar las deudas, digo. Un abrazo.
Hola a Mar y a todos. Antes se me perdió el cometario, y como ya se han resaltado todos los aciertos del microrrelato, que los tiene (abundo en lo del calcetín) sólo quiero decir que uno de mis tíos se llama Andrés, aunque no es como el personaje. Como cuento es perfecto, sobre todo con esa frase final (que lo han dicho arriba) aunque en la realidad quizás el tío Andrés se escondería al ver llegar a sus conocidos. Muy bonito, suerte.
Pues Pablo, yo, que conozco a la familia, te digo que sí, que se escondería, pero no de vergüenza, por no aguantarlos, no más. Gracias por tu comentario. Un abrazo.
Hola, Mar, felicidades por el relato y, sobre todo, por la gran victoria en la final semanal de hace unos minutos en el concurso RELATOS EN CADENA. Soy un fan del concurso!!!
Un abrazo
Ignacio R. Arese
Muchas gracias Ignacio, aunque lo mejor de haber ganado son vuestros comentarios. Un abrazo.
Hola Mar, ¡¡Felicidades¡¡. Muy buen relato, muy bien escrito. Exacto, preciso y emocionante.
Besos.
Alejandra (CSTV_SE)
Alejandra, qué alegría encontrarte aquí, qué sorpresa, no me lo esperaba. Me alegro que te guste lo que lees. Puedes pasarte cuando quieras por mi blog. Un beso.
Mar, como no salgas ganadora, me tiro por el acantilado, como en mi relato.
Sotirios
No te tires Sotirios, que entonces no tendríamos el placer de leerte. Un abrazo.
Hola, Mar. Muchísimas felicidades por tu relato ganador de hoy en REC. Me pongo con la frasecita de inicio, qué buena. En este blog veo que estáis los mejores: Paloma Casado y Xavier Blanco quedaron también finalistas estas últimas semanas. Yo me alegro enormemente de compartir este espacio con gente tan preparada como vosotros. Me conformaría con que se me pegue un pedacito de vuestro arte.
Un beso.
Susana R.
Tú si que tienes arte Susana. No sé si se te pegará algo, pero buenos amigos aquí hay a porrillo. Un beso y muchas gracias por tu comentario.
Con un poco más de la salud que me queda, intentaría imaginarlo, y fíjate, estoy tan atrapada en las necesidades (x), que ni eso puedo…
¡Enhorabuena por hacerme soñar que podría soñar, eso es lo que tiene que flotar en el alma al terminar una lectura!!!
Abrazo. Lines
Qué triste lo que dices, pero qué bonito. La imaginación no nos la pueden quitar. Un beso.
Si a pesar de todas las cosas tan bonitas que te han dicho, Mar, los aires difíciles te empujan, yo me ofrezco como parapeto.
Muy bonito.
Un beso
Gracias Epífisis, los parapetos, en la vida, son muy importantes. Un abrazo.
Realmente las cosas importantes, casi siempre, son tan poca cosa… como nacer, respirar, reír, correr, abrazar, besar, morir, encontrarse a uno mismo.
Mar, un relato para reflexionar. Un compendio de sensaciones: querer y no atreverse. Un protagonista valiente el «pobre tío Andrés».
Un besooo
Mar, en tu línea de genialidad, utilizas expresiones con mucha fuerza: «el envés de lo establecido» «el reverso de las cosas» . Me ha gustado mucho como has puesto el relato del revés como la vida del tío Andrés para mostrarnos el escondite de la felicidad.
Un abrazo y mucha suerte,
La felicidad juega al escondite con nosotros y la mayoría de las veces no logramos encontrarla. Torpes que somos, perdemos la capacidad de jugar como cuando éramos niños. Un beso Esperanza.
Ves, Mar, si ya te lo decía. Y yo ahora, ahí, contigo. Jo, cuánto honor, junto a la recién ganadora final de La Microbiblioteca!!!!
Con vosotras tres, no podría estar mejor rodeado en ese podio.
Un abrazo de los grandes, grandes.
¡Qué bien, me alegro de la elección de tu relato; la necesidad de soñar se alargó hasta los miembros del jurado!
lines
Profundidad en el contenido y excelencia en la forma. Desborda talento! Genial! Sublime! Felicidades
Mar me ha encantado el relato porque la mejor manera de darse cuenta de que el dinero nada vale es cuando lo has dejado de tener y puedes percatarte que existen otras cosas , es lindo lo que escribes felicidades.
Excelente!!!! Me encantó… Como si fuera poca cosa encontrarse con uno mismo..
Un saludo
Una maravilla de texto. No me extraña que fuera seleccionado.
Enhorabuena por él, y por el premio de la microbiblioteca.
Fabuloso relato. Me ha gustado muchísimo.