54. En el punto de mira
Desde que a Leonardo le tocó una cena con Marilyn Monroe en un concurso de radio y no pudo disfrutarla, debido a la inesperada muerte de la actriz, comenzó una lucha contra su cruel destino, fabricando una máquina del tiempo. Cuando culminó su invento, viajó hasta 1952 y apareció en pleno rodaje de Me siento rejuvenecer, una película en la que Marilyn hacía un pequeño papel. Tuvo la suerte de que se escapara un mono amaestrado, fundamental en el argumento, y, aunque tuvo que sufrir horas eternas de maquillaje, lo contrataran para sustituirlo. De esa manera pudo seducir a su amor platónico. El galanteo fue un éxito hasta que una estrella del béisbol se interpuso en su camino. Ante tal contrariedad, decidió quedarse en segundo plano, aceptando papeles de poca monta en las películas que Marilyn protagonizaba, para estar cerca de ella, no perderla de vista y escuchar sus confidencias. El día que descubrieron su cadáver, supo quién estaba detrás de aquello y decidió vengarse. Se montó en su artefacto, programó el lugar, la fecha, y aterrizó en la azotea de un edificio de Dallas el 22 de noviembre de 1963, justo cuando el coche del presidente doblaba la esquina.
Mucho se ha escrito sobre la muerte de Kennedy, pero sigue envuelta en un halo de misterio y conjeturas. Gracias a ti sabemos que Lee Harvey Oswald, matarife famoso y personaje oscuro, era un hombre enamorado de la mujer que se oculta tras el mito, un adelantado a su tiempo, o atrasado, depende, según programe su máquina.
Qué buena historia, Pablo. Imaginativa a más no poder. Una ficción que encaja en la realidad conocida u complementa las lagunas que se nos ocultan sobre un hecho histórico.
Un abrazo grande, Pablo. Suerte
Mi querido Ángel, muchísimas gracias por tus generosas palabras. Como bien dices, mucho se ha hablado y especulado sobre el asesinato de JFK, y sobre el presunto suicidio de Marilyn. Cuando se me ocurrió el relato, a raíz de que parece que nunca se va a aclarar realmente quién fue el culpable del asesinato de Kennedy, ni lo que hubo detrás de la muerte de Marilyn, imaginé a un tipo que viajaba de época en época (esa cuerda que sale del coche me dio la idea de una máquina del tiempo), testigo de una parte de la historia, y que después de vengar la muerte de su amor platónico, seguramente escapó hacia otra década; quizá hasta los años 30 para conocer a Greta Garbo ?. De ahí que, desde la libertad que da la ficción, dejé en este relato una posible explicación de por qué siempre será imposible aclarar quién fue el culpable del magnicidio.
Un fuerte abrazo y te deseo unas muy felices fiestas.
Mientras leía pensaba «qué cuenta? cómo hará encajar las piezas?»; pero… parece que no falta ni una. Sorprendente giro y relato. mis felicitaciones
Muchas gracias por pasarte por aquí, Luisa.
Hubo momentos, mientras escribía y reescribía este relato, en los que yo tampoco sabía si al final encajarían las piezas. Me agrada mucho que las hayas visto cada una en su sitio. En cuanto al giro, los halos de misterio que rodean las muertes de Marilyn y JFK me echaron una mano y la libertad que nos da la ficción, otra. Reitero las gracias, Luisa, y me alegra mucho que te haya gustado el relato.
Un beso y feliz año.