90. Interacciones
Cuando Trrrffk murió decidimos embalsamarlo en un intento de soportar mejor su ausencia. Al menos ya no tenemos que esconderlo: colocado en un rincón del salón, pasa por el muñeco de alguna película fantástica. Si alguien pregunta por su procedencia, explicamos que era el último ejemplar de una remesa descatalogada.
Lo encontramos mi padre y yo en un bosque cercano. Casi lo pisamos, pues su maltrecho cuerpo apenas contrastaba con la hojarasca roja de los arces. Resultó ser un habitante del subsuelo marciano, en misión pacífica, que había abandonado su nave justo antes de que esta se desintegrara contra una roca. No obstante, hasta que supimos todo eso, tuvimos que conformarnos con la fianza bondadosa de sus ojos esmeralda.
“Jamás dejas de ser”, solía decirnos entre otras enigmáticas sentencias, y sus palabras regresan ahora, mientras lo observo ahí plantado, como si quisieran revelarme algo. Las visitas lo contemplan fascinadas. Se hacen fotos con él. Le hablan y acarician su escamosa y peluda piel caoba. “¡Juraría que se ha movido!”, dicen algunos. Pura ilusión. En realidad, solo su miembro viril lo hace a veces, en una especie de erección que levanta su túnica: señal inequívoca de que va a llover.
Con la maestría habitual de Mochón. Madrugando para estar en el libro. Genial.
Un abrazo.
Como tú sueles decir, maestro, aprendiz siempre, ;-). Me alegro mucho de que te haya gustado, aunque eso del libro ya está mucho mas crudo.
Un abrazo, Rafa.
Y muchas gracias, por supuesto.
He leído que hay especies de animales salvajes que predicen los fenómenos naturales como los tsunamis y que saben ponerse a salvo antes de que les afecten. Pero que un marciano, una vez muerto, colocado en el salón de una casa sea capaz de predecir la lluvia mediante una «especie de erección», esto solo se puede leer en un relato de Enrique Mochón. Empezando por el nombre elegido para el extraño ser y terminando con una frase final sorprendente por inesperada, este relato merece estar en los ejemplos de lo que un buen microrrelato puede llegar a ofrecernos. Un abrazo, y chapó, Enrique.
Bueno bueno, espero que haya mejores ejemplos por ahí para ilustrar los manuales, jajaja. No sé qué me pasa, pero cuando veo mis relatos publicados empiezo a encontrarles cosas que corregir, por lo que me alegra doblemente que te haya gustado (así se queda ya, :-)).
Muchas gracias y un abrazo, Pepe.
Como ya te han dicho, el que un marciano disecado haga predicciones tiene su intríngulis, Enrique.
Un relato con sorpresa que se agradece por su punto de humor.
Saludos.
Muchas gracias, Manoli. Hay veces que las historias te llevan a desenlaces que ni tú esperas, :-).
Un fuerte abrazo.
Este habitante del planeta rojo, aún muerto, es más eficaz a la hora de prevenir el tiempo que todos los meteorólogos terrestres juntos con ayuda del satélite Meteosat. Un relato de aparente sencillez, pero que fascina, al contener una historia ingeniosa con un final sorprendente, sin olvidar un toque cómico. Esa sencillez es engañosa, pues el texto encierra misterios y sabidurías, como esa enigmática frase: «Jamás dejas de ser». Una historia que relata hechos sorprendentes que parecen casi cotidianos, posibles.
Enrique, yo ya no sé qué decirte. Eres una genialidad andante.
Un abrazo grande y suerte
Yo sí que no sé qué decirte, Ángel. Me alegras siempre con tus comentarios. Todos conocemos esa sensación de que podías haber hecho mejor la historia que tenías en mente, así que tus opiniones, tan generosas, me la atenúan mucho.
En ENTC suelo ir a remolque con el tiempo, esperando a que se me ocurra algo que merezca la pena, y esta vez creía que no llegaba.
Muchas gracias y un fuerte abrazo.
Genial, me pregunto qué tipo de conexiones neuronales pueden llevar a imaginar un marciano trempado que sirve de barómetro. Me rindo, Enrique. Enhorabuna.
Jajajaja. Supongo que a todos nos pasa, que llevados por la historia llegamos a situaciones o desenlaces que no esperábamos. Me halaga mucho que te haya gustado el resultado en este caso. Los desatinos, que son los más, me los guardo para mí, ;-).
Muchas gracias y un fuerte abrazo.
¡Otra genialidad de las tuyas!
Mi enhorabuena.
Un abrazo grande, Enrique.
Muchas gracias, Rosy. Me ha alegrado mucho tu visita.
Un fuerte abrazo!
Marte, ese gran desconocido. Desde luego, el final no se intuye ni por asomo. Enhorabuena.
Muchas gracias, Mar. Salió así. No era mi intención esconderlo tanto, :-).
Un abrazo.