Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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113. A mi viejo profesor (Anna López Artiaga)

En mi caso, el daltonismo fue una adaptación al medio. Simple cuestión de supervivencia.

Cada vez que don Leónidas me devolvía el cuaderno, lo encontraba lleno de aquellas marcas brillantes y crueles que señalaban mis errores. El maestro atrapaba en un círculo cada uno de mis fallos, lo subrayaba y entrecomillaba, dibujando con saña el código indescifrable con el que puntuaba mi fracaso. Por último escribía una nota en el margen superior derecho de la página. Rara vez, aquel número alcanzaba el cinco y, en las pocas ocasiones en que merecía su aprobación, trazaba una o dos flechas descendentes señalando, sin lugar a duda, el presagio de mi futuro.

Veinte años después, no he superado la angustia que me produce enviar el borrador de mi última novela para que sea revisado. Hasta he incluido una cláusula en mi contrato editorial (por recomendación de mi terapeuta) que les obliga a usar bolígrafos verdes para ese menester.

Sin embargo, guardo un lápiz de ese color diabólico que llevo siempre conmigo. En cada librería o biblioteca, repaso la fila de lectores que esperan una dedicatoria. Busco un viejo de unos sesenta, gafas gruesas  y espalda encorvada.

Ansío saber qué nota me pone ahora.

3 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Los temores y obsesiones tienen siempre un fundamento, aunque no necesariaemnte una justificación real. La tinta roja correctora se convirtió para tu protagonista en un verdadero trauma, si bien, quizá sin ella darse cuenta (no sé el motivo, pero doy por hecho que el personaje es femenino), la exigencia que traía consigo hizo que buscase la perfección, hasta el punto de convertirse en una escritora impecable. Ese miedo que aún conserva le servirá para no bajar nunca la guardia ni dormirse en los laureles.
    Una historia muy original y bien llevada, Anna
    Un abrazo y suerte

    1. Muchas gracias, Ángel,
      por esa mirada tuya, analítica y amable, que llega hasta el último rincón del relato.
      Es curioso que pienses que se trata de una escritora porque, aunque no hay ni una sola pista acerca del género, lo escribí pensando en un escritor. Supongo que hay algo de una misma que traspasa el papel (o la pantalla).
      Mil gracias de nuevo.
      Beso,

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