MAY49. EL ÚLTIMO VIAJE, de Carmen Andújar Zorrilla
Murió solo, lo enterraron sin nadie que acompañara su último viaje. No hubo flores, no hubo rezos, por no haber no hubo ni nombre en su lápida. Los días, los meses, los años pasaron y allí seguía aquella tumba anónima, sin nombre, sin que nadie supiera que en ese lugar yacían los restos de una existencia humana, de la que solamente quedaba piedra y polvo. Lástima, aquel escritor no publicaría nunca la mejor novela de su vida.
Tiene su gracia eso de los círculos concentricos: hay un escritor desconocido, pero que a su vez hay otro escritor (en voz del narrador) que lo conoce y rompe la «verdad narrativa» porque ya deja de ser un desconocido. Está bien.
¡Qué verdad es la última frase para muchos escritores! bello oficio pero dificil de vivir sólo de él. Muchos y verdaderos artistas en muchas disciplinas han muerto y morirán sin ser reconocidos.