MAY47. SIN FLORES, de Alfred Comerma Prat
Esta vez no había llevado flores, solo estaba ahí , para cerciorarse de que el trabajo estaba bien hecho.
No era nada personal, se decían, es un trabajo que depura sus células muertas de una forma taxativa.
Contemplaba las caras llorosas, los pañuelos recogiendo lágrimas, más de desamparo que de dolor.
Reconoció que la primera vez, sintió un impulso, que le hizo llevar un ramo de flores, para descargar su conciencia un poco, eso le delató.
Ahora no llevaba flores a los entierros, su sola presencia bastaba, como advertencia a los interesados.
Quiénes se decían? Creo que me perdí un poco en la historia.
Forma de actuar reconocida, tanto por el qué se cerciora del entierro, cómo para los que entierran. Un saludo.