98. En sombras (Patricia Collazo)
Ahora, cuando nos cruzamos por la calle, no me miras. Yo en cambio, te observo sin disimulo. Nada tengo que ocultar. Sigo prendado de tu mirada ofuscada. Esa que entonces podía borrarte con un beso en el cuello. Esa que ahora se ha desparramado por todo tu cuerpo. Y ya eres toda enfado. Manos crispadas, frente altiva, movimiento enérgico de brazos y piernas. Y aunque no me mires, sé que me observas. Sé que notas cómo la ropa se me va quedando más ancha, y la esperanza más angosta.
Quisiera que una mañana de esas en las que fuerzo nuestro encuentro, te detuvieras de pronto y me preguntaras cómo estoy, o me exigieras que te deje en paz, o me dieras un beso, o una buena cachetada, o me cogieras la mano para arrastrarme hasta la avenida y obligarme a esperar que el semáforo se pusiera en verde antes de cruzar. Justo lo que no hice aquel día, cuando mi sombra se desparramó sobre el paso de cebra y no supe recogerla. El día en que conseguí enfadarte tanto, como para que sigas sin hablarme.
No importa. Me basta con rozar tu sombra para saber que aún, me sigues queriendo.
Enhorabuena, Patricia, me ha gustado tu relato, de esos que has de volver a releer para saborear todos los matices al descubrir la naturaleza del narrador.
Suerte y besos.
¡Qué maravilla!
Muy, muy bueno.
Cálida primavera
Lo de tu personaje es amor absoluto e incondicional, tanto, que nada puede difuminarlo, siempre perdurará, aunque sea en forma de sombra.
La historia de una entrega total, de una obsesión, de una leve esperanza, contada con matices y maestría propios, únicos. Esto es literatura y de la buena.
Un abrazo y suerte, Patricia