MAY02. NO HABRÁ MÁS FLORES PARA MARGARITA, de Sotirios Moutsanas
Stelios entró en la habitación, tenía en la mano un ramo de flores y fue directamente al florero. Colocó las flores como cada día en los últimos dos meses. Miró hacia la cama donde estaba su novia, de sus ojos brotaron lágrimas. Margarita, aunque pálida y escuálida todavía mantenía su belleza. El cáncer la consumió igual la llama consume la vela. Se aproximó sigilosamente, ella abrió los ojos.
—Acércate más, mi amor —dijo—. Stelios, recuerdas qué nos hemos prometido.
—Claro que sí, cariño, estaremos juntos en la vida y en la muerte.
—Pues, Stelio, ahora quiero que me hagas otra promesa.
—Lo que quieras mi amor.
—Prométeme que nunca bajo ninguna circunstancia te quitarás la vida. Stelios desolado y con los labios temblorosos profirió: “Te lo prometo.”
—Acércate y abrázame.
Stelios abrazó a Margarita, escuchó su voz queda, “Te quiero,” y ella expiró en sus brazos. No habrá más flores para Margarita.
Pasaron tres meses. El doctor se acercó a la madre de Stelios. Señora en mi larga trayectoria profesional, vi muchas personas fallecer, pero nunca vi alguien morir de pena.
—No, doctor, se ha equivocado, mi hijo no murió de pena. Mi hijo murió de amor.
Personalmente no me gutan los relatos tan sentimentales, Sotirios, pero debo de reconocer que el cierre de tu relato es perfecto
Muchísimas gracias, Irene.
Muy bien escrito y el final le pone el broche para ser redondo. ¡Felicidades!
Eres muy amable. Muchísimas gracias, me haces muy feliz.
Sotirios M
Un cuento conseguido:
Tengo el privilegio de haber contemplado el proceso de la creación de tu relato. Al final ha quedado muy bonito: ya ves que directamente te han elogiado. Sin duda, Stelios vivirá feliz con su amada en un mundo superior.
La frase final yo creo que es la que más atrae, y de inmediato pensamos en una de esas preguntas que se repiten en nuestra soledad: ¿Moriríamos por amor?
Gracias, papá. Seguro que muchas personas gozaran con tu delicada historia. Ahora, ¡vaya que nadie se imaginaría que es auténtica!
Sigue expresando en papel tus maravillas.
Con amor, Anais
En 1978, viviendo en un estadio de atletismo, vino un greco-polaco. Entró en mi habitación, y después de hablar con él dos horas, me contó cómo su novia, a la que quería muchísimo, expiró en sus brazos. Su nombre era Stelios. Claro, hay que poner la pimenta, la sal, y los ingredientes para convertirlo en un mejor cuento.
Te quiero mucho, mi hijita. Gracias.
Sotirios M
Como diría J.Sabina, hay amores que matan y cariños que duelen. Un final inolvidable.
¡Enhorabuena!
No sé qué decir. Estoy abrumado. Estoy como flotando en las nubes.
Muchísimas gracias.
Sotirios M
Hola Soti, ya te llamo con diminutivo si no te importa.
Gracias por la dedicación de tu relato (voy a presumir) je je .
Creo que como todo lo que escribes es muy sentido y directo. Está muy bien, como ya te han dicho, así que puedes permitirte flotar.
A mí, fíjate que lo que más me impresiona, la frase que me atrae es justo «No habrá más flores para Margarita «.
Encierra toda la pérdida, todo el vacío y toda la renuncia de una vida.
Suerte en el concurso y en la vida. Un brindis por ella.
Un abrazo.
p.d La próxima uno alegre.
Antonia,me siento muy feliz de que te ha gustado.Sabes que «No habrá más flores para Margarita» está ofrecido a tí.Me han gustado mucho tus poemas en el blog. Espero con muchas ganas tu relato .
Un saludo, tu fan Sotirios.
Anais, espero que me perdones por haber esperado a que te fueras para comentar el cuento de tu padre. Me ha hecho pensar en muchas cosas y quería ordenarlas con calma.
Primero de todo, felicidades. Es una historia que apenas ocupa sobre el papel pero que crece enormemente cuando se lee. Por un momento me he sentido en la piel de Stelios y he pensado en él y en cómo día a día vería a su querida Margarita apagándose por una enfermedad con un final seguro, amando algo que sabe que va a terminarse de forma inevitable. Ese sentimiento pronto se ha transformado en algo más cercano a mí. He pensado en mi madre y en cómo debió vivir el cáncer de mi padre. Yo tenía sólo doce años y seguramente casi no me di cuenta de todo lo que pasaba a mi alrededor pero ahora pienso en ella y en la fuerza que tuvo que sacar de la nada para superar la pérdida de la persona a la que más quería y criarnos a mi hermanito y a mí… y pienso en una heroína.
Prométeme que nunca bajo ninguna circunstancia te quitarás la vida. Le he dado muchas vueltas a esa frase. Creo que es, a pesar de todo, una de las mejores frases que alguien puede decir cuando sabe que se va a terminar su vida. La necesidad de una promesa como así implica necesariamente una persona que te importe y para la que tú lo signifiques todo. Es tristemente hermoso. Sí, me vienen muchos recuerdos ahora. Aquel día de verano, en casa de mis tíos… Íbamos mucho allí cuando mis padres tenían que viajar a Madrid para las sesiones de quimioterapia… o lo que fuera pero ese día no tenían que venir a buscarnos todavía. Subió mi tío muy serio y me dijo que bajara al piso de abajo, que era la casa de su cuñado. Dejé en la habitación a mi hermano y mi primo, menores que yo y cuando entré en la otra casa estaba todo el mundo en el salón: mis tíos, mis abuelos, los abuelos de mi primo, sus tíos y mi madre. Todos muy serios y mirándome. La cara de mi madre estaba muy roja y cuando me acerqué a ella me abrazó y me dijo: Cariño, papá se ha muerto. Entonces me abrazó más fuerte y rompió a llorar y lo lloraba porque ella lloraba. Por supuesto que mi padre había muerto y eso me ponía triste pero el dolor que sentía ella me afectaba todavía más. Era el dolor del que tiene que seguir viviendo porque no le queda otro remedio.
Ha pasado mucho tiempo hasta que hemos podido hablar de él sin que fuera demasiado violento. En realidad ha sido hace uno o dos años, y siempre porque yo he sacado el tema. Me encantaría que pudiera conocer a otra persona pero creo que jamás podrá olvidarle. Sí que va a haber más margaritas para José Antonio y rosas y lirios azules, de los que crecen en el campo. En ese aspecto la Margarita de la historia me da algo de pena. Nadie la recordará con tanto amor como el hombre que murió de amor por ella. Leer en los comentarios la historia real me ha reconfortado un poco. Puede estar segura de que gracias a Stelios y a ti, Sotirios, su recuerdo permanecerá vivo incluso en personas que no la conocimos.
Espero no haberme puesto demasiado sentimental y personal pero ya que tu hija me cae muy bien, me apetecía abrirme un poco a ella sin que le resultase tan violento hablar del tema cara a cara. Sé que a la gente a veces le cuesta reaccionar cuando salen estos temas.
Un abrazo muy fuerte,
Amatista
Querida Amatista:
He leído tu comentario y no te escondo que me he emocionado sobremanera. Cogí papel y lápiz y he dejado mi alma en escribir un cuento ofrecido a tu padre, José Antonio, lo voy a llamar: «Eternamente juntos.» Lo voy a publicar el primero de agosto.
Un cordial saludo, Sotirios
Ahora la que se ha emocionado soy yo. Espero leerlo.
Muchas gracias.