ABR.99. LE TRAJO LA TORMENTA, de Gorka Parra
La ligera brisa del amanecer difuminó el eco atronador de la tormenta de la noche anterior.
La neblina vespertina dejó entrever la espuma del mar acariciando la faz de la arena. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo al observar el suyo decúbito prono, luchando por distinguirse entre la línea de la orilla y los restos que el mar había devuelto.
Salada agua fría regaba sus músculos extenuados por la realización de un esfuerzo inusitado. La noche, intensamente gélida, acompañó el desastre. El viento, desplegó la lluvia velando un halo de confusión.
Cayó tras él. El palo mayor le rifó la suerte de poder arribar a tierra. Vaivenes y vueltas interminables minaron su espíritu. Su valor y determinación por conocerme, le hicieron terminar el viaje.
Al borde de su límite buscó mi calor. Esa llamada me hizo reaccionar. Corrí a su encuentro. Lo abracé acurrucándole entre mis senos. Le insufle un hálito de vida que mi corazón le enviaba. Lo tomó como promesa de futuro. Desde su recuperación nos fundimos en un proyecto sin pasado. Regando de amor el futuro, día a día. Hoy, rememoramos nuestro encuentro desde la calidez que nos brinda el alojamiento en estas tierras.