34. América profunda
El hombre del tiempo de la CBS había anunciado nieve para la tarde. Pensó en cancelar el viaje, pero no le dejaría sólo el día de su cumpleaños. Tendría que conducir sola varias horas, con suerte estaría allí antes de anochecer. Al tomar la carretera estatal comenzó a nevar. Encendió el enésimo cigarrillo mientras en la radio Bob Dylan llamaba a las puertas del cielo, y notó como la nostalgia atravesaba sus defensas. En una gasolinera casi invisible, el dueño alabó su chevy chevelle del 75 y le regaló una caja de fósforos húmedos que no encendían. La máquina le dio el último café antes de sucumbir al abandono y un Elvis abotargado y crepuscular la invitó a acompañarle hasta Graceland. Condujo otras cien millas bajo una nevada suave, jirones de seda cayendo sobre el cristal que el limpiaparabrisas del chevy desalojaba sin consideración. Empezaba a oscurecer cuando vio el edificio de ladrillo rojo de la residencia de ancianos. Su padre estaba en su silla mirando ausente la nieve, más pequeño y mayor que nunca. Y ella pensó que había valido la pena cruzar Kansas nevando.
Me sorprende y me admira que en tan pocas palabras se pueda contar tanto. Lenguaje poético con una gran sensibilidad, no sé si estoy leyendo poesía o viendo una película mientras afuera y de lejos cae la nieve.
Has creado el personaje,la atmósfera, el paisaje y sobre todo una cálida emoción a pesar de la tormenta de nieve.
Suerte.
Gema,Gracias por leerlo y por tu comentario. Abrazo
Hola, LUCAS. Se me encogió el corazón, pero no del frío sino de la emoción que me provocó el relato, que a mi entender tiene el mejor de los finales. Me encantó la ambientación de carretera, gasolinera, Chevy del’75 (que dadas las circunstancias, imaginé que era blanco), y esos «jirones de seda» cayendo blandamente sobre el parabrisas.
Un gusto haberte leído,
Mariángeles
Mariángeles, muchas gracias. No sabes la ilusión que hace que te lean y que además guste. Abrazo
Maite y Laura, gracias por leerlo y por comentar, hace mucha ilusión ver que hay un comentario nuevo. Abrazo desde Cantabria.
Poético y bien narrado, muy visual y rítmico con la música, y el final tan tierno. Perfecto para leer y dejarte muy bien. Enhorabuena. Un bico.
Hola Lucas,
Me encantó tu relato, lo que dices y lo que se intuye. Todo ese blanco cala muy hondo. Felicidades. Abrazo.
Es precioso tu texto. Haces un recorrido desde los coches, las viejas glorias de la música y el propio viaje del protagonista. Un relato de diez, o de Matrícula 😉
Un placer leerte. Saludos.
Muchas gracias, Manoli. Me encanta que te guste. Abrazo, nos leemos.