43. NÍVEA (homenaje a Alfonsina Storni)
Él la pretendía blanca como si la vida entendiese de rostros sin mácula, de caminos diáfanos, de opciones claras y decisiones sencillas.
Él la pretendía alba, como si el amanecer despejado no fuese preludio de tormentas, como si los aguaceros del alma tuviesen sumidero suficiente como para no emponzoñar.
Él la pretendía de nácar, como si no fuese la minúscula imperfección que se cuela entre las valvas el origen de la perla.
Ella se sentía nívea, a pesar de los chismes, de los cuchicheos y las voces escandalizadas. Honesta consigo misma, ama de sí misma, rostro sereno, camino espinoso, opciones enturbiadas, decisiones complejas. Amanecer inconcluso el que despuntaba en su última noche de aguacero, donde el mar acogió el dolor que ya no le cabía en el pecho.
Ella es de nácar, sirena recuperada de las aguas. Verso reivindicativo.
Sin duda, imperfecta. Sin duda, perla. Sin duda, blanca.
¡Qué preciosidad! Enhorabuena y gracias por compartirlo, Ignacio.
Gracias, es precioso y un retrato magnífico.
Un gran homenaje a una mujer sensible, con una vida intensa y azarosa en ocasiones, que tan bien reflejaba en sus poemas, hasta que la existencia se le hizo demasiado penosa y el mar la acogió. Imperfecta, sin duda, pero también interesante y única.
Un relato escrito desde el cariño, la admiración y el respeto.
Un abrazo y suerte, Ignacio