50. DONDE SE QUEDA LA BLANCA INOCENCIA (Nani Canovaca)
De pequeña rompí el búcaro al que mamá tenía tanta estima. Al asustarme, me obstiné en recoger los trozos de cristal pintados y meterlos en una caja. Cuando llegara mi hermano le pediría que los pegara, así no lo notaría; pero con tan mala fortuna que me corté y además de enterarse, hubo que ir a urgencias donde me dieron tres puntos de sutura.
Allí mamá percibió mi miedo al ver sangre y aguja y para quitar importancia dijo con ironía: ¡Gracias al cielo que no tienes sangre azul y es roja como la de todo buen hijo de vecino!
Entonces pregunté: “¿Mamá, la sangre de esos chicos que vimos en la tele que venían en pateras la tienen también roja?
─ Sí, ─dijo mamá.
─ ¿Y la de los niños que hay en esas alambradas que pusieron?
─ Claro, todos los seres humanos tenemos la misma sangre, ─volvió a responder.
─ No entiendo entonces ese titular que hay ahí en esa pared.
Mamá levantó la mirada y leyó en voz alta:
─ “El dolor del blanco no es más dolor. Aquí curamos al ser humano”.
Vi lágrimas en sus ojos y supe que no era por mi herida.
Cuando es necesario preguntar, cuando se hace preciso recordar en un cartel que todas las sangres son iguales, que el dolor es algo universal, que no hay humanos de primera y de segunda, es que todavía queda mucho por hacer. La tierna ingenuidad de esa niña dice mucho de ella y de una sana inquietud que le hace preguntarse el motivo de tantas diferencias que no deberían existir. Las explicaciones de la madre son impecables, sus lágrimas al final, justificadas.
Un relato emotivo sobre una inocencia que, antes o después, parece condenada a perderse ante las injustas diferencias.
Un abrazo, Nani. Suerte
Ángel siempre tan cariñoso destripando lo que en el tintero se queda. Y Sí, demasiadas preguntas que no tienen contestación sobre todo para una niña. La inocencia a la fuerza, se pierde queramos o no.
Besicos muchos.
Nani, un relato muy tierno y real
Un abrazo
Muchas gracias M.Carmen.
Besicos muchos.
Las preguntas e inquietudes de los niños, aún sin prejuicios. Buen relato muy sentimental y con la crudeza humana. Gran trabajo Nani. Saludos y suerte