55. PUEBLO EN BLANCO (Joaquín Collado Sevilla)
Este es mi pueblo. Con el buen tiempo ha vuelto a enjalbegar sus casas con cal y tierra blanca y con este sol recoge tanto albor que ciega la vista. Hay instantes que correteo con estos niños por sus calles de zahorra, pero no hay día que no cruce las eras para llevar a María una rama de almendro en flor. Así acabo con estas sandalias blanquecinas.
-Hola papá, ¿cómo estás?… Hemos venido tus hijos. ¿Te alegras de vernos?… ¿Te acuerdas de nosotros?…
-Sigue igual (les dice una bata blanca de la residencia). María le retenía su memoria y la sonrisa. Pero, desde la muerte de vuestra madre ya no ha vuelto a hablar ni a conocer. Apenas balbucea ya alguna palabra que podamos entenderle: “María, pueblo, blanco…”. Le hemos vendado los pies para que no se dañe con su silla, porque, a menudo, hace el ademán de querer correr, alentando al resto de ancianos…
-Papá, te queremos tanto… (se amontonan los besos mojados en lágrimas).
He cruzado en silencio. ¡Toma, María!, tu rama de flores blancas… ¿Sabes?, he vuelto a ver a esos señores tan cariñosos que me hacen feliz… Algún día tendremos unos hijos como ellos.