ABR.69. ADELANTE, de Miguel Ángel Frías
Postrado en la cama. Así me hallaba. De compañía, solo una deteriorada ventana al fondo de la habitación. Esa ventana, por la que tantas veces me asomaba de niño a la llamada de mi madre, haciéndola injustamente esperar, entretenido en mil quehaceres lúdicos.
Ahora llueve. Y el agua, ha traído a mi alma todos estos recuerdos, como cuando correteaba por los pasillos jugando con mi hermano, arropándonos bajo el delantal de mi madre en la cocina, o saliendo al encuentro de mi padre cuando regresaba del duro trabajo de la construcción para darle el beso de bienvenida. O gastando bromas a mi hermana, que aprendía labores de costura con mi abuela como mejor maestra.
El tiempo ha pasado. Ya no me queda nada ni nadie. Solo recuerdos…y esa ventana como testigo del paso del tiempo. Observo los visillos de siempre, y acariciando el cristal, las gotas de agua, que van trazando sinuosos y azarosos recorridos jugueteando sobre el mismo, enluciendo las apilistras del patio de mis recuerdos.
Ellos se fueron en un accidente. Pero me visitan cada día que llueve, y me observan por la ventana, golpeando el cristal, diciéndome: Miguel, coge tu silla de ruedas, ánimo y sigue adelante.
Es un relato triste y entrañable. Muy hermoso
Paloma Casado
Me ha gustado tu relato. Después de leerlo me he quedado con una sensación de tristeza y melancolía. Transmites mucha emoción con solo unas palabras y eso no es nada fácil.
Te deseo suerte.