ABR.55. AGUA, de M. José Saiz
Bajamos todas juntas, disfrutando nuestra libertad en la caída. El aire frío nos movía y bailábamos con él. Cuando paré vi una casa, con un fuego en su interior un niño escribía algo en su libreta. Cerca un pequeño bosque floreciendo feliz, y un pequeño arroyo que en el futuro sería mi casa. Un bonito sitio.
El niño con su tarea también dibujaba pude ver el qué, un paisaje en color. El inmenso mar azul, nubes, un río y ¡allí estaba yo! Una minúscula gota de lluvia, que desde la ventana le miraba sin que él se diese cuenta. Yo tan insignificante y tan importante a la vez.