ABR.47. AMIGO DEL ALMA, de Susana Revuelta
Me despierto tras la explosión en este páramo cubierto de cenizas y el silencio me sacude como un escalofrío. Cuando el suelo deja de temblar, me incorporo y ayudo a mi amigo a salir de entre los escombros. De un cielo metálico comienzan a caer gotas de azufre: es una lluvia que envenena la tierra que empapa, que abrasa la piel, que ciega la vista. Sin luna ni sol, el tiempo se escurre como el agua que acalla nuestros pasos.
Caminamos hacia delante, desorientados. La última alma humana no se rinde en su búsqueda y yo me mantengo fiel a su lado. Le intento guiar hacia el dichoso túnel que busca, pero ya hemos atravesado unos cuantos y todos estaban a oscuras. Me pregunto si se admitirá en el más allá la presencia de un amigo invisible. En caso contrario, ¿sería capaz de abandonarme?
En el horizonte diviso un destello de una luz blanquísima. Mi amigo avanza a tientas, pero yo tiro de la correa en otra dirección: no quiero quedarme aquí solo.
Nunca es tarde para cementar. El dado me trajo aquí, y aprovecho esa suerte.
Es muy buen relato, para leerlo con pausa y disfrutarlo. Tiene descripciones, misterio y sorpresa, Total, buen combinado para saborear una noche de sábado.
Abrazo.
Lo del cemento es para poder incluirme en mi léxico de errores y porque tengo que reformar la cocina. 🙂