12. Una bala perdida (Javier Igarreta)
Mientras escribía en aquel café vienés, intentando de una vez por todas matar los fantasmas del pasado, Jennifer recibió un disparo procedente del dorado atardecer que se colaba por una vidriera “art decó”. La bala atravesó su cráneo, invadiendo la región donde dormían sus recuerdos. Y encontró, a su paso, la borrosa y odiada imagen de su padre junto al secreto deseo, formulado en su lejana infancia soplando sobre las cipselas del diente de león. La bala perdida salió horrorizada y, pasando por alto la lógica balística, se dirigió hacia un rancho de Montana, alcanzando en pleno rostro a aquel viejo granjero que, incapaz de soportar por más tiempo la mirada acusadora, acababa de disparar a bocajarro sobre el amarillento retrato de su hija desaparecida. La luz cegadora del sol de Yelowstone iluminó aquel escenario de sangre y cristales rotos.
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Me ha gustado esa bala perdida y justiciera que acaba por ligar dos destinos unidos y distantes a la vez.
Suerte, Javier.
Muchas gracias por comentar mi relato.
Saludos.
Muy buena construcción de la historia. Ya se dice que un movimiento en un sitio encuentra siempre una reacción… en otra parte. Has unido y conjugado muy bien en pocas palabras la dinámica y la vida de dos personajes.
Te felicito.
Muchas gracias.
Saludos.
Dicen que la vida termina por colocar a cada uno en su sitio. A veces, no es ella quien lo hace, sino su antagonista, tan unidas como están la una a la otra.
una historia muy original, con una bala como instrumento y personaje y tintes del Lejano Oeste, un género injustamente relegado hoy día.
Un abrazo y suerte, Ton
Perdón, quise decir Javier
Muchas gracias por tus generosos comentarios. Un abrazo.
Sangre y vidrios rotos en un paralelismo de escenas tan distantes y distintas como Viena y Montana. Una bala capaz de recorrer miles de kilómetros en busca de su víctima, atravesando cerebros que susurran deseos y obedeciendo voluntades saldando culpas bajo el color del sol.
Odio, culpa y venganza. Disparos y sangre. Cráneos baleados y un toque de western: a mi me ha llevado hasta el universo Tarantino. Me ha encantado. Tan visual que acabo de imaginar las escenas como si de una película se tratara. Buena idea y mejor historia.
Muchas gracias por apreciar mi relato. Siempre sirve de estímulo que valoren lo que uno hace. Un abrazo.
Me ha gustado mucho esa bala hilando dos sitios, me ha llevado a un relato de Manu Espada. Muy interesante tu relato. Buen trabajo, enhorabuena Javier y suerte.
Todos los que escribimos lo hacemos con la esperanza de que alguien valore lo que hacemos. Muchas gracias por tu comentario. Saludos.
Qué bien trabajada esta historia. Estoy de acuerdo con Bea en que parece pertenecer a ese mundo Taratino que, personalmente, me chifla. Casi hasta lo he leído con sus bandas sonoras de fondo y he podido ver la escena en cámara lenta. Vamos, que me ha gustado mucho.
Suerte con él.
Saludos.
Encantado de que te haya gustado. Es para mí un honor sentirme valorado por microrrelatistas de tanta valía.Muchas gracias. Saludos.
Me ha parecido muy original la forma de engarzar con una bala dos momentos de una misma historia que transcurren en espacios alejados, y a la vez contar lo que sucede y ha sucedido en tiempos diferentes. Nos quedamos tan horrorizados como la propia bala perdida.
Suerte y saludos.
Muchas gracias por tus amables palabras. Saludos.
Es algo así como el aleteo de una mariposa. Un beso.
Muchas gracias por tu comentario. Nunca había pensado en la trayectoria de una bala, con tanta sutileza. Un beso.