14. ESTÍMULOS (Ángel Saiz Mora)
Los días decisivos no se distinguen del resto, tampoco aquella mañana de sábado en la que cumplí trece años. Mamá, aficionada a Agata Christie, había dejado la primera nota sobre la mesilla de noche. Anunciaba un regalo que debía rastrear.
Las siguientes pistas me condujeron hasta la nevera. Descubrí que el misterio era un libro, oculto bajo unos limones. Decepcionado, maldije esa fijación materna para que leyese. En la portada había un pirata sin pierna y con muleta junto a un muchacho de mi edad. Las primeras páginas daban cuenta de la visita a una posada de un marino con la cara marcada por un sable. No pude parar hasta bien entrada la noche. Otras muchas lecturas siguieron a “La isla del Tesoro”.
Hoy soy yo quien siembro de notas amarillas adhesivas la casa de mi madre, una terapia de frases cortas que le recuerda su edad, el día de la semana o el nombre de los nietos.
Es una cruel ironía ver desorientada a quien con tanto acierto supo dirigirme. Su memoria falla, pero aún puede leer el comienzo de mis novelas, que siempre es el mismo: “A la mujer que me enseñó a amar las historias”.
Hola, Ángel.
Sencillamente, delicioso, cargado de esa ternura que destilas.
Uf, el tiempo que hacía que no venía por aquí…
Suerte!!!
Abrazos gigantes.
Agradezco mucho tu visita y tus palabras. La verdad es que se te echa de menos, lo cual dice mucho y bien de ti.
Mil gracias y abrazos enormes. Towi
Ángel, un relato muy bueno, que hace sentir.
Has sabido contar con una extraordinaria dulzura el drama de una cruel enfermedad como el Alzheimer. Me encanta esa frase en la que haces referencia a «sembrar de notas amarillas», es una fotografía que encierra cientos de palabras.
Muy bueno, me ha encantado.
Mucha suerte.
Un abrazo enorme.
Bien se merece esa madre el eterno agradecimiento de su hijo que, gracias a sus sabias artimañas, ha conseguido que ame la lectura y que llegue, incluso, a firmar novelas. Lástima que no pueda darse cuenta.
Muy emotivo este relato y tan bien contado que me recuerda cuando yo también escribía pequeños mensajes a mi madre para intentar avivar su recuerdo. Te deseo mucha suerte, Ángel. Un beso.
Las madres también pueden equivocarse, pero son muy sabias y casi siempre merece la pena hacerles caso. Las historias son importantes, las palabras que se dicen también, pero aún lo son más las que se escriben, sobre todo si es con cariño.
Después de poner una nota amarilla en la mesa para acordarme de un detalle, empecé a dar vueltas al tema de la memoria y los olvidos, así surgió este relato. Es curioso cómo una ficción puede parecerse a la realidad.
Me alegro de que te guste, María José
Muchas gracias y un abrazo
Decía el gran maestro Borges que la vida «siempre acaba devorando el recuerdo» de una u otra forma. Lo bueno es que la semilla germina y lo bueno que se prende también aflora y… se queda.
Siempre es un placer leerte, Ángel.
Enhorabuena.
La vida termina por deshacernos. El tiempo es inevitable y sinónimo de olvido, pero algo quedará de nosotros de alguna forma y en alguna parte, será por eso que escribimos.
Leerte a ti sí que es un placer, Manoli (cuando se habiliten los comentarios de tu relato te comentaré encantado.
Muchas gracias y un abrazo
Sólo decir que me.ha emocionado. No más que eso.
Un texto puede asustar, provocar jocosidad o entristecer, pero nunca dejar indiferente. Agradezco la lectura y me alegro mucho de que te haya suscitado alguna emoción. Todos somos distintos, pero los sentimientos son universales.
Gracias otra vez y un saludo
Hay tesoros que no se descubren hasta después de mucho tiempo, y muy especialmente después de un gran dolor que nos hace valorarlos como antes no lo hacíamos… Un amor amarillo que se da, se recibe y se multiplica en ese hijo-padre, en esa madre-hija, tomando la forma de notas adhesivas…
Un micro que llega especialmente por estimular ambas cosas: los sentimientos y la imaginación.
Decir que me ha gustado es poco, ÁNGEL querido.
Un beso y suerte para vos,
Mariángeles
A menudo no somos conscientes de los días decisivos ni de las cosas que realmente importan. Es necesario que pase un tiempo para que podamos verlas en perspectiva. hay dos refranes que podrían ser aplicables después: «Es de bien nacidos ser agradecidos» y «más vale tarde que nunca». El empeño de los padres no tiene precio, solo puede pagarse con una moneda parecida, nunca igual.
Mil gracias, Mariángeles.
Besos
Jo, Ángel!!!
No me esperaba ese final (como siempre tan bien traído) demodelor, triste y cercano.
Un micro muy emotivo, lleno de ternura, agradecimiento y amor (por las letras y la familia).
Preciosa historia.
Un abrazo grande para ti, y, de nuevo, muchas felicidades por tu cumple!!
Es de bien nacidos ser agradecidos y hay dos tesoros que debemos valorar: las palabras y el lenguaje, y a aquellos que lo han dado todo por nosotros.
Que sigamos cumpliendo años y, si puede ser, que no se nos note mucho.
Muchas gracias y ahí va otro abrazo grande, Amparo
Tienes un don, Ángel, para contarnos historias con mucha ternura.
Suerte y un abrazo.
A veces también me salen historias de psicópatas y personajes terrorífica, no sé de qué dependerá. En todo caso, se supone que hay que intentar tocar todos los palos.
Muchas gracias, Ginette.
Un abrazo
Bonita manera de introducir a un ser querido a la lectura. Y qué manera tan especial de devolverle a una madre todo lo bueno que siempre hacen por nosotros.
Precioso relato Ángel
Suerte ♣
Pocos placeres comparables a la lectura. Quienes no lo practican no saben lo que se pierden. A las madres nunca se les puede devolver todo lo que dieron, pero algo puede intentarse.
Muchas gracias, Esperanza
Un abrazo
Una realidad tan cruda que merece la pena ser amortiguada por los tiernos sentimientos de un hijo que le devuelva los cuidados dedicados tiempo atrás. Una historia tratada con un emotivo cariño.
Una enfermedad tan despiadada tiene como consecuencia una realidad cruel, difícil de matizar, pero incluso cuando las cosas no tienen remedio, al menos puede quedar el cariño.
Muchas gracias, Bea
Un saludo
Me ha encantado, Ángel. Es tierno, real y trasladable a muchas familias. A tus pies, maestro.
Para maestro tú, Fernando, además de trabajador incansable. Eres uno de mis referentes, ya lo sabes.
Mil gracias y un abrazo
Muy sentimental tu propuesta de hoy, Ángel. Has profundizado con originalidad en la enfermedad terrible, con esas notas de color amarillo que todos conocemos que actúan como memoria.
Cada vez, nos ofreces en tus micros un mínimo detalle de color que da origen al desarrollo de la historia.
Muy bueno.
Saludos virtuales
Una enfermedad terrible como bien dices, que, como cualquier realidad tajante, solo puede sobrellevarse lo mejor que se puede, y qué mejor forma que con cariño, comprensión, paciencia y agradecimiento.
Muchas gracias, María José
Saludos virtuales (en espera de que alguna vez coincidamos)
Precioso relato
Me alegra que te haya gustado, Mari Carmen.
Muchas gracias por leer y comentar.
Un saludo
Hola, Ángel. Para iniciar el relato nos dejas una frase de lo más sugerente y de las que dan para pensar. ¿Algo de lo más normal es «justo» que pueda dar lugar a algo «extraordinario» con lo que no contábamos? ¿Eso es la «gracia» de la vida? ¿El que las «previsiones» de poco sirvan? Como tantas veces, en mi caso, estas y otras cuestiones puede que no tengan nada que ver con el «objetivo final» del relato pero, cuando los leo varias veces con atención me gusta hacerme preguntas, aunque puedan parecer disparatadas. Por otro lado, en tu relato nos haces ver cosas como el cariño, la reciprocidad o la justicia que deberían considerarse «asuntos» muy principales en nuestra forma de conducirnos y que demuestran que somos personas. No sé si me habré desviado un tanto del camino con las palabras pero solo me queda decir que me gusta tu historia y la forma de contarla. Suerte y un abrazo, Ángel.
Las historias tienen el camino que a cada uno le sugieran. Cuantos más surjan, será señal de que su autor se ha acercado a la realidad, por no decir a la misma vida, que nunca se compone de una sola circunstancia o punto de vista, sino de múltiples, que hay tantos o más que personas. El que leas, releas y profundices, no conformándote con quedarte con lo que puede parecer más evidente, dice mucho y bueno de ti. Un máximo de 200 palabras parece, a priori, algo limitado. Intentar presentar una historia con todos sus matices en tan corto espacio es uno de los retos que tenemos los que tratamos de juntar letras en formato breve, las novelas son otra cosa.
Por otra parte, como bien dices, el cariño y el agradecimiento debería ser una de las guías principales que nos moviesen. Al hilo de ello, aprovecho para decirte que agradezco mucho tu visita y tus palabras, Jesús.
Un abrazo
Es tan conmovedora la pasión que sabe despertar la madre por la lectura, como la ayuda del hijo con sus papeles amarillos cuando la enfermedad del olvido ya le impide saber que ha criado a un novelista.
Desde las pistas que siembra la madre, la elección de la maravillosa novela de Stevenson, al cariño con que el hijo cuida de la madre enferma, tu relato está lleno de sabiduría y de ternura, Ángel.
Suerte y un abrazo enorme.
Una madre quiere lo mejor para su hijo. Una madre bien informada sabe que la lectura es un tesoro, como el de la mítica isla de la novela, que intenta mostrar, sin imponer, a quien más quiere, en este caso y por suerte, con éxito. La vida de ese hijo no habría sido tan plena y acertada sin esa buena guía, de ahí el agradecimiento, ese llegar hasta donde se puede, cuando las circunstancias ya no permiten hacer más.
Muchas gracias, Carmen
Otro abrazo grande para ti
Los cículos concéntricos de la vida, y en el centro, el amor como punto de partida. soprendente la facilidad con la que tramas la historia, sobre una urdimbre de ternura y emoción. Ángel, enhorabuena,
Un abrazo.
El amor en cualquiera de sus formas, como motor que debería impulsar cada paso. Del sentimiento que saca lo mejor de cada uno solo pueden salir las mejores consecuencias.
Muchas gracias, Paloma
Un abrazo
Ángel, un relato muy bueno, que hace sentir.
Has sabido contar con una extraordinaria dulzura el drama de una cruel enfermedad como el Alzheimer. Me encanta esa frase en la que haces referencia a “sembrar de notas amarillas”, es una fotografía que encierra cientos de palabras.
Muy bueno, me ha encantado.
Mucha suerte.
Un abrazo enorme.
No es fácil poner paños calientes a una enfermedad tan grave que es un verdadero drama, se mire por donde se mire, pero cuando la realidad es del todo adversa y no queda otro remedio, como en cualquier otra circunstancia, las palabras y el cariño pueden ayudar.
Me alegro mucho de que te guste, Javier
Mil gracias y un abrazo
Entrañable y real como la vida misma. Me pregunto a veces, si uno se siente tan joven y tan vivo, cómo puede ser que sus facultades vayan mermando.
Querido Ángel, siempre es un gustazo leerte, tanto si escribes como si opinas. Lástima que esté uno tan liado, liada, a veces, que no tenga tiempo para venir por aquí mucho más… o será que al final va a ser verdad que nos vamos ralentizando y somos los últimos en darnos cuenta…
Un abrazo y ya, de junio, qué barbaridad, ayer te estaba dando un abrazo de febrero.Ja, ja, ja.
Feliz noche.
Vivimos dentro de un cascarón bastante perfecto, pero que no deja de ser una máquina biológica que, de forma irremediable, se desgasta. Esa mengua en su rendimiento a veces es demasiado cruel y lo condiciona todo.
Ojalá tuviéramos tiempo para tantas cosas a las que no llegamos, o no tanto como quisiéramos. Por ello valoro y agradezco tu visita y tus amables palabras.
Intentaré sacar tiempo también para leer, gustoso, tu relato cuando lo publiques.
Un abrazo, feliz noche y gracias de nuevo
Emotivo relato, con la ironía de lo que nos puede deparar la edad a cualquiera de nosotros. Escrito con mucho sentimiento, marca de la casa. Felicidades y un abrazo.
Vivimos sin querer pensar en nuestra fragilidad, como si fuéramos invencibles e inmortales. Quizá tenga que ser así, pero puede que no. Tal vez saber a lo que estamos expuestos, lejos de amargarnos, nos ayudase a valorar lo que tenemos, en lugar de quejarnos por fruslerías.
Llevaba tiempo sin leerte, Pepe, así que te agradezco doblemente la lectura y tus amables palabras. Espero que pronto podamos leer tu relato también.
Gracias otra vez y un abrazo
Acercar a nuestros hijos al maravilloso mundo de la lectura, algo de lo que nunca podremos arrepentirnos. Un relato muy emotivo, Ángel, casi casi al borde de la lagrimilla.
Mucha suerte.
Un abrazo grande
Todos queremos que a nuestros hijos no les falte de nada, algo que asociamos demasiado con los bienes materiales, pero no hay mejor legado que la educación en sentido amplio, que incluye la formación, de la que es parte fundamental la lectura. La madre lo sabía bien. El hijo lo aprendió a las mil maravillas
Muchas gracias, Rosy
Otro abrazo grande para ti
Relato muy tierno y emotivo, me ha gustado y me identifico en parte, sobre todo con Agatha Christie. Enhorabuena Ángel y suerte.
El mundo no sería el mismo sin Agatha Christie, como tampoco sin «La isla del Tesoro». Una autora fundamental, por un lado, un una obra clave para disfrutar y aprender siempre.
Muchas gracias, Pablo
Un abrazo
No sé qué me pasa en el móvil, que se me copian los comentarios dónde quieren.
Allí arriba se ha ido 🙂
Besoooo
Es lo que tienen las cosas modernas, nos ayudan mucho, pero a veces se confabulan contra nosotros, como si tuvieran vida propia.
Muchas gracias y un beso, Amparo
¡Qué bien traído el color de la convocatoria al relato! Tierno y emotivo. Candidatura seria al libro.
Suerte y abrazo.
Lo del libro sería una gran alegría, pero que le haya gustado a un maestro no lo es menos.
Mil gracias, Rafa.
Un abrazo
Muy emotivo Ángel, precioso.
Un abrazo.
Estamos hechos de sentimientos y son universales.
Me alegro de que te guste, Yolanda.
Un abrazo
Qué cuento tan bonito, Ángel. No lo había leído antes y he descubierto por tu comentario al mío que los dos compartimos libro y referencias a la ancianidad que, por otro lado, pintan de amarillo. Me alegro de la coincidencia y me hace gracia que nuestras neuronas hagan conexiones semejantes. Besos.
«La isla del Tesoro» es una maravilla en sí misma, una historia capaz de encandilar hasta a los mas reticentes a la lectura, como en el caso del relato, un joven no muy dispuesto de antemano y algo rebelde. Una novela que merecería por sí misma que se le dedicasen (seguro que los hay, aparte del tuyo y del mío) miles de relatos.
Muchas gracias, Paloma. Besos
Honor a esa madre que se la ingenió para despertar, primero, la vocación del hijo y luego su agradecimiento. Muy bueno tu relato, Ángel. Suerte.
Saludos.
Como una madre no hay nada. Nunca será posible agradecer toda su generosidad, pero intentarlo dice mucho de un hijo.
Muchas gracias, Beto
Saludos
Una historia bellísima, escrita con gran sensibilidad. Preciosa.
Suerte con él.
Saludos.
Cariño, generosidad, palabras, libros e historias… con estos ingredientes, aun sin querer, no parece demasiado difícil hacer algo mínimamente decente.
Muchas gracias, Nuria
Saludos
Precioso!
Me alegro de que te guste, María Rosa
Gracias y un saludo
Ángel, has escrito un relato tan tierno como emotivo. Acostumbrados a tanta truculencia se agradece que la mención a la enfermedad tan terrible no se haga de forma dramática; puede ser cruel, y de hecho lo es, pero la forma de abordarla en tu relato, como algo a lo que cualquier persona deba hacer frente, me parece un acierto dado el tono con el que está escrito el micro.
Y otro acierto es ese homenaje a la lectura y la escritura con el que lo abres y cierras. No me extraña que tu protagonista no deje de agradecérselo a quien ha fomentado ese estímulo. Vaya regalo tan bonito que se hacen los protagonistas el uno al otro.
Suerte y saludos.
Sabemos, aunque no queremos ni pensarlo, que tenemos una caducidad. Tanto el hecho de tener que marcharse como las distintas formas en que puede suceder producen pavor, pero además, como bien dices, puede ser cruel, como es el caso. Hace falta una gran dosis de sabiduría no para resignarse, pero sí para sobrellevar lo mejor posible lo inevitable. Sin duda, las lecturas fomentadas por la madre sirvieron al hijo para aplicar de forma práctica esa sabiduría.
Agradezco mucho tu lectura y tu comentario, Rafa, que sin duda enriquecen y completan el texto.
Un abrazo
Buffff!! Esto no es una historia, es una lanza amarilla directa al corazón. Perfecto.
Un relato puede gustar más o menos, ser una llamada a la sensualidad, apelar a los sentimiento o hasta provocar repulsión, lo que no puede es dejar indiferente. Si esta historia produce alguna reacción ya me doy por satisfecho.
Muchas gracias por tu lectura y tus palabras, Edita.
Un abrazo
Qué cierto es eso de que los días decisivos no se distinguen del resto. E incluso hay veces en que tardamos media vida en apreciarlos como tales. Hay en tus relatos siempre mucho de sabiduría vital, de profunda y al mismo tiempo sencilla filosofía que condiciona la conducta de los personajes o que se desprende de sus hechos, pero sobre hay lo necesario (y más) para que puedan ser considerados historias, siempre bellas, por cierto, y llenas de alma.
Enhorabuena por esta nueva muestra de tu maestría, humanidad y saber.
Un fuerte abrazo, Ángel.
Sabemos que el ser humano es capaz de lo mejor y de lo peor. La pasión por las historias, el amor familiar, el sobrellevar lo inevitable de la mejor manera posible son sentimientos y actitudes dignas de ser recreadas. No quiere decir que lo hayamos vivido, pero sí podemos tratar de contarlo para intentar acercarnos a un ideal que nos gustaría alcanzar. Normalmente, la teoría la conocemos, podemos intentar darle forma, no es tan difícil, lo complicado es tratar de aplicar a la existencia la forma más correcta de proceder. No hace falta trasladarse a escenarios complejos o imposibles, la vida cotidiana es un caldo de cultivo inagotable del que pueden extraerse inagotables argumentos.
Agradezco mucho tu lectura y tus amables palabras, Enrique.
Yo a ti si que te tengo por una persona sabia, humilde y maestro de las letras.
Un abrazo fuerte
Un relato sensible y tierno. Aunque triste esta nueva situación, de ella se desprende un amor enorme entre madre e hijo. Enhorabuena, Ángel.
Quizá el amor no obre milagros, pero sí logra que hasta la situación más extrema sea mucho más llevadera. Es un motor del que emanan la compañía sincera y el apoyo constante, algo que no tiene precio.
Gracias, Concha
Un abrazo
Precioso homenaje a las personas que saben sembrar el amor por las historias en el corazón de quienes les rodean. Tu microrrelato me ha emocionado, Ángel. Yo tuve la suerte de tener a mi tío Manuel que estimuló mi interés por la lectura. Era un aficionado a Agatha Christie y a las novelas de ciencia ficción. Falleció prematuramente. Su recuerdo me ha acompañado siempre.
Un abrazo y suerte.
Podemos dejar en herencia los bienes o posesiones que podamos haber acumulado en vida, pero nada es comparable a la educación, en donde la lectura ocupa un lugar primordial, un bien imperecedero que no hace sino incrementarse con el tiempo
Agradezco mucho tu lectura y tus palabras, Josep Maria
Un abrazo
Me ha conquistado la manera de relatar la crueldad de una enfermedad, has elegido la lectura para que sobreviva y eso es algo hermoso. Como bien dices una herencia que vale más que el dinero. Muy tierno. Un beso.
El cariño y el agradecimiento siempre deben estar presentes, son un pequeño milagro que da sentido a una vida y, aunque no puedan poner remedio o freno a esa enfermedad tan cruel, sí pueden apaciguarla en lo humanamente posible.
Muchas gracias, Maite.
Otro beso para ti
Un relato lleno de ternura y de amor. Me ha encantado como has enlazado el juego que de pequeño lo llevó hasta la lectura, gracias al ingenio de su madre, y la enfermedad del olvido que ahora sufre ella. En la actualidad, es él quién la guía en esa búsqueda del tesoro que son los recuerdos perdidos.
Maravillosa historia contada con maestría.
Mucha suerte, Ángel.
Besos muy apretados, amigo.
Nadie como una madre sabe poner delante de un hijo aquello que le conviene, no solo eso, también ofrecérselo de manera sutil, con paciencia e inteligencia, sin imposiciones que causarían rechazo. Ser agradecido y corresponder es lo menos que podemos hacer con quien tanto nos dio que nos lo dio todo.
Muchas gracias por tu lectura y por tus palabras, Pilar.
Besos
Por desgracia la vida se encarga con los años de irnos quitando lo que antes nos ha regalado. Es conmovedor cómo reflejas a esa madre en sus comienzos de decrepitud, acompañada por ese hijo que le asiste, intentando que el deterioro de su memoria vaya un poquito más lento, agradeciendo la formación y el amor por la lectura que de ella ha recibido. Un relato que cala hondo, tierno y delicioso, en la línea que nos tienes acostumbrados. Suerte y un abrazo, Ángel.
Sabemos que tenenos fecha de caducidad, lo triste es que, a veces, la inevitable merma de facultades venga asociada con enfermedades crueles. En esas tristes circunstancias, como en otras más favorables, que no falte nunca ese sentimiento que llamamos anor, tanto el que damos como el que recibimos.
Muchas gracias por tu lectura y tus palabras, Juana. Te mando un abrazo de verano.