ABR.12. LO TRAJO LA LLUVIA, de Silvia Merino
Nadie supo de donde venía ni a donde se dirigía. Lo trajo la lluvia un mes de Abril empapado y oliendo a lilas. Permanecía en su habitación sin hablar con nadie, y a veces, cuando jugábamos en el patio, le veíamos asomarse a través de los cristales, con su cara pálida y sus ojos oscuros. Nunca comió nada, nunca bebió nada, nunca nos habló. Dejo la habitación una madrugada sin decir nada y sin ver a nadie. Solo una nota manuscrita en el mostrador: tres noches doscientos cuarenta euros, y un sobre con el dinero. En su habitación nada, la cama hecha, la ventana cerrada, como si nunca hubiese habido nadie. Se marcho con la lluvia igual que vino dejando en nuestros corazones senderos de agua con olor a lilas y un gran desasosiego que regresa los días que llueve.
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