ABR.09. AMOR AHORRADO, de Estíbaliz Dilla
Estaba comiendo magdalenas. Intercalaba mordiscos entre sorbos de café. Era un domingo de primavera infernal. La lluvia chocando contra los cristales resultaba ensordecedora. Intuí el timbre. Abrí la puerta .
-Buenos días, no quiero molestarla. Iba conduciendo y he pinchado. Tengo que cambiar la rueda pero con este tiempo me es imposible. Me he calado entero y como esta es la única casa que está cerca me preguntaba si no le importaría que entrara a refugiarme, estoy completamente helado.
Me quedé perpleja unos segundos. Después dejé que aquel desconocido entrara en la cocina . Le ofrecí una taza de café que agradeció sobremanera. Entablamos una conversación sincera en la que en ningún momento dejó de mirarme a los ojos. Le conseguí ropa seca y tendí la mojada al lado de la chimenea .
Mientras se quitaba la camisa contemplé su torso desnudo. El se giró al notar que le observaba. Después no sé muy bien lo que ocurrió. Se acercó hacia mí, me miró a los ojos y comprendiendo mi infinita soledad, me dijo:
-Lo que tú me des, no se lo voy a dar a nadie.
Mi boca sedienta alcanzó la suya y rompí la hucha de los besos.