63. UNA DE MECANO (A. BARCELÓ)
Yo no era muy guapo, ni popular, ni interesante, por eso, cuando la chica más estupenda de la clase me invitó a ir con ella y sus amigos al concierto, me quedé petrificado.
Se rieron a gusto observando la cara que se me ponía al verla aparecer, con su vestido rosa, colgada del hombro de Manu, el chico más canalla del instituto. Aquello solo había sido una treta para burlarse de mí. Me dejaron plantado como el imbécil enamoradizo e iluso que había demostrado ser. Lo superé como pude, aunque me dejó marca.
Ha pasado mucho tiempo, tenía enterrado aquel episodio en el cementerio de los recuerdos ingratos hasta que, hace unos días, me crucé con ella. No había vuelto a mirarle a la cara y pensaba seguir sin hacerlo. Fue ella quien se acercó a mí avergonzada y arrepentida. Acepté el café al que me invitó, charlamos y quedé sorprendido de su madurez. Confesó que la vida no le había ido bien en el plano sentimental. Antes de despedirnos, intercambiamos teléfonos.
Hoy, me ha llamado y me ha ofrecido quedar. Dudé antes de aceptar, no puedo quitarme de la cabeza aquella canción: “una rosa es una rosa es…”
Hola, me ha gustado muchísimo. Qué bien traída la canción de Mecano a colación del tema del «rosa».
La historia, tan real como la vida misma, a quién no le pasó algo similar en aquellos terribles (y tan añorados) años de juventud. Pero en la vida ciertas cosas no son como empiezan sino como terminan.
En fin un relato que me ha encantado.
Un abrazo
Hola, Asunción.
Muchas gracias por pasarte a comentar.
A lo largo de toda nuestra vida, tendríamos que procurar no jugar nunca con los sentimientos ajenos. En la juventud, con la inexperiencia y falta de costumbre de pararse a reflexionar antes de actuar, es fácil caer en comportamientos inadecuados, poco solidarios e incluso perversos. El daño es difícil de reparar cuando ya está hecho. Esta chica, al menos, ha aprendido de sus errores y ha rectificado su errático comportamiento. Tanto, que hasta es posible que goce de la oportunidad de encontrar un amor que no merecería.
No sé qué me está pasando este año, que los colores me están llevando, casi sin darme cuenta, a canciones y esas canciones me inspiran relatos. La imaginación tiene mecanismos difíciles de comprender.
Un cálido abrazo.
Hola, Barceló.
Magnífico relato, en el que juegas con la desconfianza y los sentimientos, y en donde le sacas muy buen partido a la canción de Mecano.
Mucha suerte y un abrazo.
Hola, Ton.
Muchas gracias por tu comentario. la verdad es que es una canción estupenda, espero que mi relato le haga justicia y haya quedado a la altura.
Un abrazo.
Hola, Ángel. Lo primero que he hecho,después de leer tu relato, ha sido ver el vídeo de la rumba de Mecano (que está genial por cierto) y me parece una banda sonora ideal para lo que nos cuentas.
A veces pasa que las chicas estupendas prefieren colgarse de un canalla. Por fortuna, el tiempo y la experiencia ayudan a madurar y, como en este caso, también a rectificar. El narrador aprendió muy pronto que «amar es el empiece de la palabra amargura» , pero, yo creo que el destino les va a dar una oportunidad a los dos. Encantada de leerte , te deseo mucha suerte. Hasta la próxima inspiración de música y color. Un beso.
Maria José, encantado de volverte a saludar.
Como tú explicas que has leído este relato, es como me gustaría que todo el mundo lo leyese, porque la canción es clave para entender la historia en toda su dimensión. Yo también espero que el amor les ofrezca a estas dos personas una segunda oportunidad.
Recibe un cariñoso abrazo.
En muchas ocasiones, a saber cuál será el motivo, porque carece de lógica, es cierto que los canallas saben ganarse a las chicas con mejor presencia, lo que no tiene que ser sinónimo de mejor fondo. Al final, cada uno tiene lo que se merece. Tu personaje femenino ha debido de sufrir muchos vapuleos y desengaños hasta darse cuenta de que no siempre el oropel aparente y fácil es la mejor opción. La sentencia «rectificar es de sabios» encierra verdadera sabiduría. Lo que ocurre es que el tiempo y los golpes vitales no solo maduran a una parte, también a la otra, de ahí que tu protagonista haga bien en no olvidar del todo, en recordar que las rosas pueden tener espinas, es estar prevenido por si se trata de otra broma, o de una época baja de ella que, una vez remontada, vuelva a dejarle a él, noble y sincero, hecho unos zorros de nuevo.
Un relato con contenido, con personajes con sentimientos y otros con falta de ellos, que plantea si es posible enmendarse y si el perdón, cuando el dolor ha sido importante, es posible; todo ello con el acompañamiento de un grupo mítico.
Un abrazo y suerte, tocayo
Hola, Tocayo.
Muchísimas gracias. Tus comentarios tan completos y enriquecedores como siempre. Tenemos una suerte inmensa de poder contar con ellos,
Un enorme abrazo.
Poco puedo comentar pues coincido con los demás. Me ha gustado y la canción le da el ritmo. Un beso.
Hola, Maite.
Que me digas que te ha gustado es lo mejor que me puedes decir y te lo agradezco muchísimo.
Un cálido abrazo.
Hola, BARCELÓ. Releyendo el micro, ahora que sí apareció la casilla para poder comentarlo, me ha venido a la mente un dicho anglosajón que bien podría parafrasear eso de «una rosa es una rosa es una rosa»: «A tiger don’t change its stripes» = Un tigre no cambia sus rayas… Una de las cicatrices del bullying que más marca deja es la desconfianza, que en el caso del protagonista es más que comprensible… Ni él ni el lector sabe aún con qué se encontrará en esa cita: una muchacha sinceramente arrepentida, o la rosa de siempre, con espinas viejas y también nuevas; para mí ese final abierto, esa incertidumbre, es lo mejor que tiene el relato.
Cariños,
Mariángeles
Estimada Mariángeles.
No había oído nunca esta frase que mencionas: «un tigre no cambia sus rayas…» Creo que esa afirmación es bastante acertada, pero no exacta. De mi experiencia personal he llegado a la conclusión de que uno solo cambia por convicción propia y si está decidido a cambiar, pero ese cambio surge de una voluntad férrea. Yo hablaría mejor de evolución, las rayas serán las mismas durante toda nuestra vida, pero nosotros decidiremos como lucirlas, no sé si me explico.
La que no necesita cambiar un ápice eres tú. No te conozco en persona, pero debes ser un encanto.
Gracias, queridísima amiga argentina. Abrazos.
La vida, muchas veces, da segundas oportunidades para reencontrarnos con gente. Lo cierto es que, aunque haya dado tiempo a que esta pareja madure por separado, me atrevería a decir que no funcionará. Como bien dice la canción: «una rosa es una rosa».
Suerte con él.
Besosss
Hola, Nuria.
Bueno, está claro que el protagonista no es rencoroso y que ha apreciado un cambio en ella que le ha hecho concederle el beneficio de la duda. Las rosas son flores maravillosas, pero todo el mundo sabe que hay que tener cuidado con las espinas. Este chico ha aprendido bien la lección, creo que irá con mucho tiento para no pincharse de nuevo. El final ha quedado abierto, cada cual que escoja el suyo.
Besos para ti también.
El protagonista ha sufrido mucho con las espinas de esta rosa. Quizá ella necesitaba madurar para darse cuenta de sus errores. Él es de corazón noble. Quizá le dé una segunda oportunidad.
Un relato lleno de sentimiento, con una bella canción de fondo.
Mucha suerte, Ángel. Y un gran abrazo.
Hola, Carmen.
Todo el mundo se merece una segunda oportunidad, pero ya se sabe aquello de: «la primera vez que te la pegan, es culpa del que te la pega, la segunda vez es culpa tuya». El que te da la segunda oportunidad se la está jugando, por eso no se le puede defraudar, una tercera es pedir demasiado.
Encantado de saludarte de nuevo. Un abrazo.
Así somos, Barceló, criaturas llenas de miedos e inseguridades. Nadie está a salvo de malas experiencias, que, a decir de los expertos, tienen un lado bueno. Nos hacen crecer y madurar. Yo quiero crecer feliz y sin miedos y, por supuesto, lejos de desalmados que irrumpen en tu corazón para lastimarlo. Muy acorde tu micro con el rosa. Me alegra saludarte que hacía tiempo que estábamos silenciosos. Feliz noche.
Hola, Mercedes:
Muchas gracias por pasar a comentar mi relato. Muy acertadas palabras las tuyas. Yo siempre digo que mi religión es tratar a los demás como a mí me gusta que me traten. Desgraciadamente, hay personas que, bien por maldad, bien porque no son realmente conscientes del perjuicio que causan, hacen daño a los demás. Bienvenido todo aquel que pida perdón y se enmiende, si es de corazón. Los demás cuanto más lejos mejor.
Siempre es un placer poder intercambiar unas palabras contigo. Un abrazo
Hola, Ángel. Muchas veces quienes escriben suelen incluir en sus obras nombres de canciones. Lo hace Murakami y hasta yo lo he hecho, y generalmente lo utilizamos para dar unas pinceladas de color al texto, prestándole al protagonista nuestros gustos musicales, pero no recuerdo que alguien utilizara tan bien una canción para “pasar de contrabando” al relato un motón de sentimientos. Enhorabuena. Me encantó que hayas logrado enriquecer un texto que ya tenía una factura impecable, y además de disfrutarlo, me abrió la puerta al placer de volver a escuchar a Mecano. Gracias.
Un cordial saludo y ¡Mucha suerte!
Hola, Jorge.
Gracias por tu comentario. Es fantástico saber que lo que has escrito ha gustado y, si además has conseguido que vuelva a escuchar y a disfrutar de un tema musical tan bueno como este, se convierte en un auténtico gozo.
No tardaré en pasar por tu puerta, estoy esperando tu próximo relato, ya sabes que me gusta tu estilo.
Un abrazo
Este mes, si me buscas por mi estilo, temo que no me vas a encontrar. Ja. ja. Pero decidí participar aunque mi relato no me convenciera.
Un abrazo
Un relato muy original para la propuesta de este mes. Entre los recuerdos que marcan, la desconfianza y la música de Mecano. Buena propuesta.
Suerte y abrazo,
Hola, Anna. Un gusto saludarte. Perdona la demora. Muchas gracias por tus amables palabras, viniendo de una escritora tan competente como tú, me suben la autoestima muchísimimo.
Un cálido abrazo.