71. Doppelgänger (Paloma Hidalgo Díez)
No me lo niegues, este rosa también está pidiendo un beso a gritos. No te lo niego, pero esta vez, ensaya antes, que no se note tanto que va a ser el primero. Empieza por la respiración, un beso interrumpido por una mala gestión del intercambio gaseoso no es agradable. Sigue con los labios, si están fríos, muévelos hasta hacer que entren en calor, pero no te los muerdas, que se erosionan. Si están calientes, mejor, nada que hacer. Ahora proyecta la boca ligeramente, insisto, ligeramente: un exceso puede generar en tu rostro una mueca simiesca poco atractiva, y comienza a aproximarte al objetivo. Sin miedo. Por último, toma un ligero impulso, oriéntate, y con dulzura pero con decisión, proyecta los labios, entreabiertos o cerrados, en función del tipo de beso que desees, y goza. Disfruta también imaginando la sorpresa que se va a llevar esta mujer que lleva también los labios pintados de ese rosa, el rosa que pide a gritos un beso, si decide hacer lo mismo que tu psiquiatra, y te rechaza, cuando descubra que esta vez te has traído un navaja bien afilada para agradecérselo como es debido.
¡Caray Paloma! Se va uno recreando en la meticulosa explicación de como besar y luego te encuentras con ese final con el que te llevas un buen corte, nunca mejor dicho. Delicioso en rosa, impactante final. Mucha suerte.
Muchas gracias, Alberto, espero que el corte se cure pronto!
Un beso, sin practicar con ningún globo eh!
Tu protagonista, desde luego, necesitaba ir al psiquiatra, sufre un caso profundo de personalidad doble, convencida de que una parte de ella da consejos sobre cómo besar a su otro yo, en la creencia de que con estas instrucciones un beso ha de ser irresistible; de no ser así, solo queda eliminar al sujeto que lo rechaza. Poco imagina ese profesional lo que le espera. Acostumbrado a tratar con mentes enfermas, habría de saber que algunas no tienen componenda y son capaces de lo peor.
Un relato sorprendente, distinto, un ejercicio de originalidad y todo un estudio psicológico. Sorprende el desenlace inesperado, que torna lo que parece una agradable sensualidad en la violencia más implacable.
Un abrazo, Paloma. Suerte
Ángel, tú sí que me sorprendes con cada comentario. No solo por la capacidad incisa para diseccionar el relato, o la sagacidad para encontrar los hilos de los que hay que tirar, o la amabilidad con la que lo aderezas todo, también por la forma de transmitir el mensaje, tan íntegra, tan personal.
Muchas gracias. Muchas.
Y un beso, ya imaginas, y nada más.
Hola, Paloma.
Tratas a la perfección en tu relato el fenómeno de la doble personalidad como materialización de ese lado más oscuro y misterioso que podemos llegar a desarrollar los seres humanos. Me gustó mucho.
Mucha suerte y un abrazo
Muchas gracias, Ton, un placer que compartas conmigo tus impresiones.
Otro abrazo para ti
Madre mía, Paloma… ¡Vaya loquina que te has sacado de esa manga rosa!
Un final inesperado tras esa lección magistral de cómo dar un besazo.
¡Suerte con él!
Besosss sin color rosa para ti. jajaja
Vaya desenlace, ya se podía conformar con darse media vuelta y pensar en no ir besando a todos los labios que usen el tono rosa.
Felicidades por conducirnos tan suavemente a ese final.
Abrazos
Eres una maestra. Impresionante trabajo de cómo te llevo por allí pero tú crees que el camino es otro. De los que dan ganas de releer. Mucha suerte. Besos… pero de los no preparados eh jajaja
Muchas gracias, Beatriz, un placer que te hayan dado ganas de releerlo. Me quedo con tus besos no preparados, y te envío otro, muy cariñoso pero también sin preparativos.
Me gusta, el trabajo de una maestra con las palabras.
Abrazos marinos,Paloma.
Gracias, María, vuelan ya abrazos para ti también
Instrucciones para conseguir el beso perfecto, con un sorpresivo y fatal desenlace.
Creativa historia, Paloma.
Un beso.
No sabemos si fatal, si la mujer decide aceptar ese beso…
Gracias por comentar y por el beso, María Jesús.
Carambaaaa Paloma! Que miedito ese psicópata! Creo que el psiquiatra no está teniendo suerte con su tratamiento…
Un beso.
Carme.