72. EN ROSA
– Rosa… ¿rosae? -dije no muy convencido y todos en la clase no pararon de reírse hasta que la profesora Doña Rosa, que ya empezaba a ponerse roja como un tomate de la rabia, gritó sin contemplaciones:
– A escribirlo ahora mismo cien veces en la pizarra, con la tiza rosa y sin rechistar, faltaría más.
Ahora soy yo el que me rio con mi hija cuando recuerdo esos años en la escuela. Ella todavía no se lo cree, mientras hace sus deberes colgada de Internet y mirándome de reojo tararea la música de la Pantera Rosa, sin duda para fastidiarme.
Una confluencia de factores condicionados por el mismo color dio lugar a una anécdota que, con el tiempo, tu protagonista recuerda con cariño.
La memoria todo lo moldea, pero seguro que, cuando sucedió, no resultó tan agradable. La hija lo intuye y no evita la tentación de meter el dedo en la llaga. Los niños, a veces, son así, no siempre aceptan que les cuenten cuentos.
Llevaba tiempo sin leerte, Antonio. Espero que todo te vaya muy bien por esos mundos.
Un abrazo y suerte
Hola Ángel, un poco tarde pero aquí te respondo. Todo muy bien por estos mundos. Gracias por tu comentario, para mi es un placer también leerte. Antonio