74. Frío ( Paz Monserrat Revillo)
Ahí abajo una mesa de formica divide la habitación en dos territorios. En el lado de los que dan las noticias, un oncólogo. Al otro lado de esa aséptica frontera, los dos miembros de una pareja se miran asombrados, como si se reencontraran tras una larga ausencia. Jodie Foster viendo regresar a Richard Gere de la guerra en la que le habían matado, Sommer-nosequé se llamaba la película. Pero la mujer no se parece a Jodie Foster. Tiene un aire de familia, ¿una prima lejana? O quizás me recuerda a mi madre en blanco y negro. Él también me resulta familiar.
Cuando el doctor regurgita el diagnóstico, ella piensa en lo joven que parece. En lo difícil que debe ser aparentar serenidad, estar preparado para cualquier tipo de reacción. Luego mira al marido. Su cara es un poema. El pobre, con lo aprensivo que es. Sabe que, a partir de ahora, tendrá que ayudarle a sobrellevar lo que se les viene encima.
Me estoy quedando helada en esta esquina de techo, al lado del aire acondicionado. Regreso a mi cuerpo. Preparada para hablar de pronósticos y tratamientos. Y para pedir un lacito rosa, como primera medida profiláctica.
Hola, Paz, tu relato me ha causado un terrible escalofrío. Entiendo que es una joven que está en la morgue y ve a sus padres observándola. Me ha encantado, especialmente cómo preparas la escena hasta ese final tan bueno como inesperado
Felicidades, porque me ha gustado mucho.
Mucha suerte.
Pues no era esa la idea, pero cuantas más lecturas más rico el texto. ¡Gracias por tu comentario, Rosy!
Paz, yo veo a una mujer cuando le dan el fatal diagnóstico, como saliendo de su cuerpo, «esto no me puede estar pasando, mira qué situación», y luego asumiéndolo y poniéndose a combatir, con los tratamientos que toque y luciendo un lacito rosa.
Bravo por esa batalladora!
Un petó.
Carme.