84. Las vueltas del camino
Esperaba sentada en un banco con el libro en el regazo. Qué hacía allí. Mientras su mano rugosa acariciaba el pelo recién lavado el perfume de jazmín la serenó. Resonaron en sus oídos las bromas de los compañeros sobre una misteriosa cita. Quizá el otoño avanzaba y pronto oscurecería. Se imaginó a su madre advirtiéndole que no regresara tarde. Pasaba las hojas sin apenas mirarlas hasta que vio aparecer a una niña con un algodón de azúcar. La seguiría. Estaba segura de que esa nube ligeramente rosa la iba a guiar hasta su morada.