616. CRUZANDO LA PUERTA, de Junco 2
Eran las cuatro de la mañana. Una fría brisa corrió por el fino cuello de Ágata, que de repente se levantó a causa de ella. A pesar de todo, sus párpados no se abrieron del todo pues la pesadez de la noche lograba que así no fuese. La pequeña tuvo ganas de ir al lavabo y se dirigió en un estado semi drogado hacia la puerta. Lo que no esperaba es que al traspasarla se encontraría en un insólito bosque que lo abarcaba todo. Ágata anduvo torpemente mirando hacia un lado y otro, observando como los conejos salían de sus madrigueras, atendiendo al calmoso sonido del río…Pero, poco a poco, mientras se iba adentrando más y más, notó en falta a la gente, en especial a sus padres. Con un sentimiento de congoja, corrió por el brumoso bosque hasta que al final se encontró con una hermosa ninfa de pelo rubio. Esta última le dijo suavemente “¿Qué haces aquí, Ágata? ¡Despierta…! ”
Al final Ágata fue al lavabo sin problemas con ayuda de su madre, que estaba allí para guiarla. Instantes después ya se había dormido, olvidando por completo aquel lugar.