46. TONOS MARRONES (J.A. Iglesias)
El marrón de su cigarro se confunde con el de su propia piel, así como con la cobriza antesala de la muerte, que le acecha paciente. —Mientras suene el son,te iré matando —decía el viejo mulato cubano, a su puro habano. Contoneando su cintura, balancea su frágil cuerpo. Un pasito adelante y luego hacia atrás. Una calada, al cigarro besando. La luna lo observa incesante, en el centro de la aureola que la circunda, parece que lo imita bailando. Él continúa la danza con armónica sutileza. Eleva su mano con la palma hacia abajo, como la de una marioneta de la cuerda tirada, mientras gira despacito sobre sí la cabeza. Ya consumido el bailarín, casi como su habano, espera con calma su fin. Bailando la luna, el humo del cigarro y el viejo bailarín, con la música, salida de algún lugar, al ritmo de aquel son cubano, los tonos marrones, se funden sobre las rocas del Malecón habanero.
Una mezcla curiosa de prosa/poesía, mientras el cubano danza y el habano se consume. ¿O era al revés?
De cualquier modo, muy original tu escrito.
Feliz tarde de octubre.
No pude evitar ver bailar esas palabras y frases distribuidas por el salón del texto y me veo tarareando el resto de la tarde ME LLAMO SON, NO ME LLAMEN SALSA.
Hola debo empezar pidiendo disculpas por el desorden de las lineas, quise que no quedase tanto espacio entre lineas después del punto y aparte, luego no puse la vista previa para ver como quedaba. Perdón.
La poesía es una de mis pasiones, así que a veces me dejo llevar un poco por ella.
muy agudo lo del interrogante y gracias por el comentario. Felices tardes a ti también Mercedes.
Hola Edita, me hace muy feliz haber bailado contigo por medio de las palabras, gracias un beso.