580. RÍO DE SED, de Zorro Estepario
Silencio, fuego lento y valentía subían río arriba con la esperanza por los suelos. Celos, pasión y orgullo se apresuraban río abajo enrabietados como lobos. En la ladera, a mitad de camino, esperaban tolerancia, empatía y sacrificio, porque ellos no entendían de altibajos, manteniéndose siempre en la llanura.
Tuvo que ser una sequía, quien parase, detuviese y juntase a todos los elementos dispares que conformaban el amor. Y fue en mitad del bosque, donde el río dejó de tener sed, dando pausa a sus viajeros. Silencio, fuego lento y valentía, se arrimaron a la orilla con ayuda de algún ser. Celos, pasión y orgullo, discutían ya con tolerancia, empatía y sacrificio, que los habían ido a socorrer. La pasión quiso llegar a las manos, a fuego lento sintió empatía el orgullo y fue en silencio cuando todos escucharon al sacrificio. Entonces, y sólo entonces, se atrevió a salir la sonrisa de entre los árboles que la habían escondido en aquel bosque. Y con una sonrisa, empezó a fluir el río con mucha esperanza y los pies en el suelo. Con la ambición de un lobo hambriento, también.