103. Carcoma
Desde la últimas explosiones encontrar alimento es complicado. Vivimos al día, arañando restos de los basureros, esquilmando sobras de los supermercados abandonados. En estas condiciones escasean los propósitos. La última gran idea es devorar los insectos, que parecen incólumes a las radiaciones. La carcoma se ha convertido en un plato suculento, asequible. Nuestras ropas están invadidas por pequeñas larvas marrones y voraces que nos garantizan alimento continuado; nadie se preocupa de que nos vistamos con jirones y harapos, ni de que aniden en nuestros enseres. La prioridad es aliviar el agujero del hambre y mantener la mente clara, a pesar de que en los últim s días comunic rse parec más difíci .
Las carcomas se alimentan de madera, pero en una situación extrema la vida siempre intenta abrirse paso. En un mundo desolado, esos pequeños insectos se han convertido en el único alimento, pero han sabido evolucionar hasta variar su dieta. Lo suyo es un duelo con otros seres vivos más grandes. De quién devore antes a quién dependerá que dure más o menos el último vestigio de vida.
Un relato apocalíptico, intenso e interesante.
Un abrazo y suerte, Antonio
Intenso e interesante tu comentario, brillante y acertado, como siempre. Aunque tarde, te agradezco tu generosidad. Por sí mismas, tus apreciaciones merecen un libro. Gracias, de nuevo, amigo.