512. ESTACIONES DE PASO, de La Cabaña
En mi mesilla de noche descansan los mismos tres objetos que todas las noches desde hace ya demasiado tiempo, son recordatorios sempiternos de épocas mejores, documentos palpables de una realidad caducada, de una vida añorada desde mi insoportable presente. Uno es un frasco de pastillas para dormir, que ya no me hacen efecto. Otro es un libro sin título, desgastado por mi manoseo al intentar en vano entretener mi insomnio. Y el tercero es una imagen, una vieja fotografía en color de nuestro bosque… Un paraíso verde y fresco en primavera lleno de la naturaleza amiga que nos ofrecía la intimidad que requerían nuestros besos. Un descanso en verano, que nos regalaba sus sombras para escapar del ardiente sol. Un milagro en otoño, con sus increíbles dorados, amarillos y rojos entre los cuales te encontrabas tú, mi Eva en el paraíso, mi primera y única mujer…
Es invierno, la noche está oscura, fuera de esta cabaña el bosque brama agitando sus brazos en busca de compañía, ¿o acaso soy yo el que aúlla por dentro en mi tenebrosa soledad, ansiando que vuelvas a mi lado?. Esparcí tus cenizas en nuestro bosque, ahora no puedo volver a él a buscarte.