83 – Epílogo azul (Patricia Collazo)
Los sorprendí a punto de sentarse a cenar. La fuente sobre la mesa estaba llena de perdices. Ella aún tenía ese brillo de estrellitas en la mirada y canturreaba las notas de un vals. Él había dejado la impecable chaqueta azul tirada con desidia sobre el sofá. Ella le sugirió que la colgara en su lugar. Él dijo desconocer cuál era tal sitio. Ella le explicó que su estatus de príncipe había caducado. Y que el azul de su sangre no lo eximía de sus obligaciones. Él, ofendido, hizo un comentario dando a entender que es evidente que un beso no hace princesa a nadie. A lo que ella replicó que el que nace rana, rana se queda. Él masculló un real insulto. Ella hizo añicos su zapato de cristal contra la mesa.
Cerré el libro. Nunca debí seguir leyendo más allá de la palabra Fin.
¡Qué bueno, Patricia! No mermas un ápice en tu capacidad de gustar y sorprender. Te veo en el libro, again.
Beso fuerte.
¡Gracias, Maestro! Usted que me lee con buenos ojos… Un abrazo de vuelta
Tras el fin la magia parece que termina y la realidad cambia la escena, un giro brillante Patricia. Genial como siempre.
Un abrazo y suerte.