84. Nada personal, se trata solo de hegemonía
Desconocíamos que aquel planeta era el ojo de su sistema solar, un iris azulado desde el que su civilización nos venía observando. Nos creíamos invisibles, al margen de cualquier percepción, pero ellos nos descubrieron. Aunque toscos y rudimentarios, esos seres son lo bastante inteligentes como para concluir a partir de indicios, como la curvatura del espacio-tiempo de nuestra órbita o el espectro de los elementos que emitimos. No fuimos conscientes de la amenaza hasta que todos los informes nos llevaron a la misma conclusión: está en su naturaleza el expandirse, y lo hacen a costa de arrasar, de aniquilar. Solo es cuestión de tiempo que nos visiten y entonces… ya sabemos qué pasará, nosotros lo hicimos antes; colonizamos este sistema bi-solar después de haber consumido y colapsado los planetas habitables de decenas de sistemas anteriores. Y necesitaremos más recursos, y ellos acabarán necesitándolos también. Debemos evitar que progresen, que se hagan poderosos.
Por suerte, su conocimiento sobre el control de la materia es muy primitivo. Aún no saben que las estrellas son controlables, que es posible manipular la inmensa energía de su Sol y concentrarla en un punto, en un planeta azul que en pocas horas dejará de observarnos.