464. MONTAÑA VIEJA, de Festuca
Era una montaña tan vieja, que había visto como los bosques de encinas, robles y nogales se convertían en lentiscos, palmitos y arrayanes.
Donde antes habían madroños, fresnos, hayas y avellanos, ahora cubrían sus laderas, lozanos y verdes pinares de agujas y piñas verdes y marrones.
Vió marcharse a las águilas, dijo adiós a lobos y ciervos, cuando se marcharon a esconderse en otras montañas mas alejadas. Aprendió a jugar con la niebla, aprovechaba el viento mas recio, coqueta, para peinarse.
Al llegar la primavera, lo celebraba, contenta, usando las nubes como collares y pulseras.
Era una montaña vieja, pero tomaba la forma de un pecho de mujer adolescente cuando desde lejanos lugares, la veías dibujada en el horizonte.
Reía con las tormentas, mojada, brillante, alegre y sintiendo como cosquillas con el loco deslizarse, ladera abajo del agua por sus torrentes
Me encantó. Muy poético