460. LA INFANCIA ENCONTRADA, de Boletus Edulis
Cuando me perdí tenía diez años. Nadie creyó mi historia al encontrarme sano y salvo al día siguiente y contarles que había dormido en casa de Fergui y Rune, dentro de un roble.
Duendes, gnomos… fantasías de chiquillo, dijeron todos.
Continué yendo con mi padre a buscar setas todos los otoños al mismo lugar, pero jamás volví a ver a mis amigos. Con el tiempo, crecí y abandoné el pueblo, aunque en verano o navidad, cuando visitaba a mis padres, siempre iba a perderme entre los robles. El mes pasado regresé para siempre: faltaron mis padres, en un mes los dos. Y ayer fui al bosque; buscando a Rune y a su marido Fergui. Cuando llegué al roble que fue su casa, solo hallé un tocón con el aspecto de haber sido cortado hace tiempo. Desconsolado, me senté en él sin ganas de hacer nada. Quería perderme para siempre, volver a tener diez años…
Quizá tenían razón y todo fue una fantasía de niño, estaba pensando cuando escuché golpear (toc, toc) bajo mis posaderas. Me levanté sobresaltado para ver a Fergui saliendo del tronco cortado y decirme:
-¿Por qué no entras a nuestra casa? Está empezando a caer la noche…