61. CLIC (M.Carme Marí)
La belleza le ha llamado siempre. Por eso su oficio es immortalizarla. Sus fotos se venden bien, hay quien paga fuertes sumas por ellas. Es un artista con los enfoques y los ángulos cuando compone imágenes. Logra capturar la espontaneidad, la ternura, la inocencia.
Y, ¿qué hay más bello que el cuerpo humano? Esas líneas suaves, que insinúan todo lo que está aún por definir, por ser descubierto.
El vecindario es una fuente de inspiración constante. Agazapado en su ventana puede captar buenas instantáneas, camuflando la lente del objetivo en la oscuridad de su cuarto. Hace un mes se instalaron unos nuevos inquilinos que le brindan material de primera. No bajan las persianas y todavía no tienen cortinas en la habitación de las niñas. Además se ve el lavabo a través de las puertas abiertas. Y tiene que reconocer que las chiquillas son fotogénicas incluso al quitarse la ropa y al secarse con las toallas. ¡Shhht…! Ahora, a las 7 de la tarde, es la hora del baño.
Podría decirse que este relato tiene reminiscencias de una obra maestra del cine: «La ventana indiscreta». También, que tu protagonista es un «voyeur», o lo mismo, pero expresado de forma más prosaica, aunque él parece actuar movido por un sincero amor al arte, sin que haya por medio otros motivos más escabrosos. Sería razonable pensar que podría haber pedido permiso a esas personas para fotografiarlas, aunque posiblemente él, en su defensa, dijese que no parece importarles ser contempladas, cuando no bajan las persianas, carecen de cortinas y dejan las puertas abiertas, además, si avisase, la espontaneidad que busca, base de su trabajo y de su arte, se rompería.
Una historia para reflexionar sobre los límites entre lo hermoso y lo deshonesto, entre la naturalidad y las imágenes robadas. El arte, a menudo, se mueve en ese mundo poco definido.
Un abrazo y suerte, Carme
Ángel, se nota que eres buena gente… Yo no veo al fotógrafo ese tan amante del arte, sino de la pasta que saca con las fotos de niñas en el baño. Ejem… (Quizá él sí que quiere verse como un artista, pero esas fotos…)
Muchas gracias por tu detallado comentario (y buena peli, «La ventana indiscreta» 😉
Un beso.
Carme.
Espeluznante. Sus fotos se venden bien porque son buenas, pero, ¿a qué precio? Nunca sabemos quién está mirando…Un abrazo.
Eso es. «Espeluznante». Moraleja: si no tenemos cortinas, hemos de bajar la persiana! (por si alguien mira, o aún peor, si hace fotos).
Un abrazo de vuelta, Aurora. Gracias por pararte a comentar.
Carme.
En todas las profesiones hay sinvergüenzas que no miran el dolor que puedan causar «ejerciendo su oficio», pero si encima hay niños de por medio…
Un buen relato denuncia que me ha encantado, Carme.
Un abrazo y suerte.
… si hay niños por medio llega a ser delito (según como sean las fotos).
Se pueden «escudar» en la parte artística, como va desarrollando el relato al principio, pero la realidad es la que es.
Muchas gracias, Rosy, por pararte a dejar tu comentario. Celebro que te guste.
Un beso
Carme.