426. LLUVIA VERDE, de Musgo 4
Mientras el narrador hablaba, Pepe se abstrajo unos segundos para poder contemplar mejor su entorno. La tibia fogata danzaba en el centro de aquel anillo de caras anhelantes, la negrura de la noche lo envolvía todo, y el cielo de verano, en todo su esplendor, parecía gotear diamantes encendidos. Satisfecho, volvió su atencion hacia el relato.
– …Piensen que en esos tiempos, una gran parte de nuestro planeta estaba cubierta por hermosos bosques. Bosques de gran espesura en su suelo e imponentes árboles inmensos. Por eso, a nadie le extrañaba ver algun gnomo de vez en cuando, pués aunque son muy elusivos, eran tantos en cantidad, que siempre alguno podía ser avistado entre el follaje. Así, cuando los bosques empezaron a desaparecer y los gnomos a morir, no hubo tanto lugar en el cielo para alojar todas sus almas. Un día de gran tormenta, cayo una lluvia torrencial en todos lados. Esa lluvia, queridos niños, fue de un color verde esmeralda…
Las caras fascinadas de los pequeños escuchas mostraban diferentes emociones. De pronto, Pepe sintio una gota fría caer sobre su hombro y luego otra en su cabeza. Levantó la vista al cielo y se sorprendió al verlo súbitamente encapotado.